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22 Noviembre 2010
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LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Ciudades del futuro, hoy
Edilberto Cervantes Galván

Frente a las propuestas de innovación radicales, aquellas que cambian la forma de vivir y convivir o la manera de hacer las cosas, siempre parece fácil utilizar el calificativo de “se trata de ciencia ficción”.

Para quienes están mirando hacia el futuro de la humanidad, el principal desafío es que los seres humanos vivan, trabajen, se desarrollen, de una manera armónica, primero entre ellos y luego en relación con la naturaleza. Hasta ahora ha sido igualmente difícil lo primero que lo segundo.

El modelo tecnológico y económico que nos heredó el siglo XX ofrece riesgos muy altos, tanto por el uso indiscriminado de los hidrocarburos como por la explotación irracional de los recursos renovables y no renovables. La inestabilidad que caracteriza al modelo económico, que va de crisis en crisis, provoca muertos y heridos, desigualdad extrema en el acceso a bienes y satisfactores y poca atención a los efectos a largo plazo de las conductas actuales.

Ante las evidencias del cambio climático y las terribles consecuencias que se prevén, se han ventilado proyectos para que los seres humanos puedan viajar a otros planetas y establecer colonias en la Luna o Marte. Como diciéndole adiós a la Tierra. Aunque sin cambiar los usos y costumbres del capitalismo: ya hay quien está vendiendo lotes en la superficie de la Luna.

Sin embargo, sin ir tan lejos, hay ejemplos en el Mundo de hoy de proyectos urbanos revolucionarios que buscan superar los límites y problemas del actual modo de vida tecnológico.

Para tomar un caso de innovación en el modo de vida nos referiremos a la ciudad de Masdar, que se encuentra en construcción y desarrollo en los Emiratos Árabes Unidos.    

La ciudad de Masdar se propone como un nuevo modelo de urbanismo. Para empezar, será la primera ciudad sin automóviles; se abandona el automóvil convencional como medio de transporte. El sistema de transporte será eléctrico y de avanzada. Se hará innecesario el uso de combustibles fósiles para la locomoción ya que se desarrollarán y aprovecharán  de manera intensa  las energías renovables.

Es obvio que esto requiere una fuerte inversión y recursos humanos aplicados a la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Para impulsar este nuevo patrón tecnológico ya está operando el Masdar Institute of Technology   (el MIT de los Emiratos) que cuenta con un fondo financiero de 250 millones de dólares y que ofrecerá diez programas de enseñanza e investigación en energía solar (energía fotovoltáica), eólica y la conversión de desperdicios en energía, entre otras fuentes.

Otro ejemplo de urbanismo de “ciencia ficción” se está construyendo en Siberia. “Eco-city 2020” tendrá capacidad para 100 mil habitantes y recibirá la energía de una capa de celdas fotovoltáicas, esto es energía solar de conversión directa.

Eco-city será una ciudad subterránea, construida dentro del segundo mayor cráter excavado por el hombre. El lugar es una antigua mina de diamantes a cielo abierto, con una “boca” de 1.2 kilómetros y una profundidad de 550 metros.   

Colocarán una gran cúpula de cristal que protegerá a la ciudad de las inclemencias del tiempo; algo muy valioso sobre todo estando en Siberia. Alrededor del núcleo central, que contendrá las infraestructuras,  se construirá “en vertical”, contará con una enorme granja y un bosque, en pleno centro de la ciudad.

Masdar y Eco-city parecen casos de ciencia ficción, pero  para nada, se trata de una realidad contemporánea. Muy alejada de los mexicanos, eso sí, no sólo en distancia sino también en materia de las políticas públicas. Por acá todavía no reconocemos ni el imperio de la ley de 1789.

 

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