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MÉXICO, QUIERO SEGUIR CREYENDO EN TI

México, quiero seguir creyendo en ti,
como se creía antes en los juramentos.
Hueles y sabes a tragedia, tierra mía,
y hace ya buen tiempo que no ríes.
Acaso porque sabes que la risa
sería una ofensa para el dolor desencarnado
que padecemos cada día.

 

México, quiero seguir creyendo en ti,
aunque ya no pueda continuar representándote,
porque dentro de mí te has desdibujado,
sin que sepa ya lo que tú eres,
aunque aún te parezcas a mi alma,
que sé que existe, aunque parezca inerte.

 

México, quiero seguir creyendo en ti,
a pesar del vuelo de balas o granadas,
que nacen porque sí entre odios y secuestros,
arrebatándonos la confianza en la plegaria,
que aprendimos para llamarte Patria,
algo que era nuestro como tu sombra y que hoy,
se tiende como muerte sobre el Atlas.

 

México, quiero seguir creyendo en ti,
de tal forma que tienes de mis hijos,
la esperanza y la fe que son muy mías,
sin que sepa por qué rehúsan a extinguirse,
en la repetición de la rapiña y la violencia
con que ha sido dominado  nuestro pueblo.

 

México, quiero seguir creyendo en ti,
pero me preocupa la miseria de tu entraña.
Es tanta la pobreza de tu gente,
que arrebola lo más quieto de tus aguas,
en el cuenco que llora por los poros
la opresión y el escarnio de tu raza.

 

México, quiero seguir creyendo en ti,
aunque creyendo te me vuelves rabia
y lamento y extravío y desenfado.
Si yo conozco el cielo, es por tu cielo,
si transito el dolor, es por tus lágrimas
 que están en mí cansadas ya de ser lloradas.
México, quiero seguir creyendo en ti,
en las plegarias olvidadas que ya no son ni deseos ni palabras,
ni siquiera un breve pensamiento que frene el dolor que nos acaba. 
Te desprestigian los traficantes que te zanjan
¡Y toda esquina se te vuelve incierta!
¡Y todo hombre se te vuelve enemigo y desconfianza!

México, quiero seguir creyendo en ti,
aunque tu nombre no se escribiera con la equis,
aunque tu acento pudiera extraviarse con el tiempo,
tratando de olvidar lo que tienes de cruz y de calvario,
pues hasta el águila brava de tu escudo,
partieron en dos por unos años.

México, quiero seguir creyendo en ti,
como creo en el mexicano que cae y se levanta,
en que la clase política es corrupta y en que hay que erradicarla,
cambiando el sistema de gobierno,
por otro que aprenda a rendir cuentas,
para que tome una nueva forma humana
y suspenda la hechura de pobres, cotidiana.

México, quiero seguir creyendo en ti,
porque si no insistiera en que eres mío,
mi conciencia no lo perdonaría
y me arrebatarían con sus encantos
otros países que lucen atractivos,
¡sintiéndome yo misma traicionada!

México, quiero seguir creyendo en ti,
porque aquí quiero detener mi marcha
y reunirme de nuevo con los míos,
en el punto final de mi partida.
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
como la voz que implora…y esperanza!

Graciela Ríos

grios@assesor.com.mx

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