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“HA FALLADO LA COORDINACIÓN
FEDERACIÓN - ESTADOS”

(ENTREVISTA A SÓCRATES RIZZO)
Luis Lauro Garza

plaJusto en el arranque de las campañas, entramos a un periodo de excepción nunca antes visto, de desmovilización y aislamiento; ¿en qué le ayuda y en qué le afecta al proceso electoral en su conjunto, este asueto obligado por la influenza?
Todos los partidos quisieran que este período de excepción tuviera efectos electorales favorables para sus candidatos y desfavorable para sus contrincantes. Los gobiernos federales, los estatales y el gobierno del D. F. buscan mostrar sus mejores caras frente a la emergencia, para transferir su prestigio hacia sus partidarios y de paso conseguir una tregua en los cuestionamientos sobre el desempleo y la inseguridad.
Las apuestas están hechas, pero es una competencia peligrosa,  por ejemplo el PAN, en  un spot de televisión  reciente, exalta la “gran actuación” del gobierno federal y dos días después,  la Organización Mundial de la Salud (OMS)  sugiere que hubo negligencia del gobierno mexicano al mencionar la desatención a las alertas provenientes de esa organización sobre el riesgo de una epidemia de influenza. Este tipo de campañas publicitarias abonan la desconfianza de la población en su gobierno y estimulan las hipótesis de una conspiración detrás de la gravedad de la epidemia. Lo mismo le puede suceder al PRI si exagera la propaganda partidista en las ayudas a la población, pues podría confundirse la ayuda social con un simple interés electoral.

¿Qué actor o partido político ha capitalizado mejor esta contingencia?
Hasta hoy, el actor que más ha capitalizado a nivel nacional esta contingencia ha sido el Presidente Calderón y a nivel regional, quizás, Marcelo Ebrard, por haber aplicado medidas firmes e imaginativas. En Nuevo León también se actuó con rapidez. 
Me da la impresión de que los gobiernos actuales aprendieron la lección de los costos políticos que ocasionó el  retraso en la atención de la emergencia derivada del terremoto de 1985, y hoy actuaron de inmediato. Pero no  olvidemos que detrás estaba también la OMS, insistiendo en el aviso que presentó a México desde el 11 de abril, mientras que la alerta mexicana se hizo hasta el 23 del mismo mes.
 El PAN podría capitalizar el activismo de Calderón, pero la falta de información verosímil sobre el origen y tiempos de los primeros casos y las fallas que ha mostrado el “Sistema Nacional de Salud” para coordinar las acciones estatales con las federales empieza a generar dudas. Las declaraciones recientes de la OMS que arriba señalamos van en la misma dirección.
Ayudan a la imagen del  Presidente y su partido, la defensa que hace la Secretaria de Relaciones Exteriores de México de los mexicanos que llegaron a China y fueron puestos en cuarentena, así como la crítica a los países que prohibieron los vuelos desde México. Por otro lado, no hay que olvidar que el impacto económico negativo, derivado de la epidemia, irá en contra del PAN-gobierno. El desempleo será mayor y la  reducción de entrada de divisas por turismo podría generar más presiones al alza en la tasa de cambio, afectando negativamente al gobierno de Calderón.

¿Habrá algún cambio en el sistema de salud mexicano luego de esta desafortunada experiencia?
 La contingencia actual ha mostrado un sistema de salud con fallas de coordinación entre la federación y los estados. Esto debe llevarnos a revisar los acuerdos de descentralización que se empezaron aplicar progresivamente desde el gobierno de Miguel de la Madrid.
Durante mi gobierno el secretario estatal de salud era nombrado de común acuerdo con la federación y coexistían empleados estatales y federales y dos esquemas sindicales. En los siguientes sexenios dicha descentralización ha fortalecido la influencia estatal, pero al mismo tiempo ha debilitado los sistemas nacionales de información, que son de gran importancia para detectar oportunamente brotes de alguna epidemia, como la influenza de origen porcino.
La experiencia desafortunada de la epidemia actual, probablemente nos llevará  a reforzar la fuerza centralizadora en el área de salud, como se ha venido dando en seguridad pública, justicia electoral y partidos políticos, entre otras.

¿Crees que la participación ciudadana ha estado acorde con las circunstancias?
La  respuesta de los meseros que se organizan en turnos --como si fuera un paro técnico--, para atender una menguada clientela; los jóvenes sin protestar abandonan temporalmente los antros; las escuelas privadas suspenden las clases; la gente se queda en sus casas. Todas éstas son muestra de una participación de la población adecuada a las circunstancias.
Fue tan contundente el anuncio de la emergencia nacional que la población reaccionó con rapidez, sobre todo en el D. F. Sin embargo, las recientes declaraciones en las que se dice que se han estabilizado los problemas, y que en otros países la enfermedad es menos severa que en México, parecería estar llevando a un relajamiento de la respuesta de la gente, aunque hay voces calificadas, que llaman a no bajar la guardia.
La epidemia representó un problema común a toda la gente y se aceptaron     las medidas dictadas por el gobierno. Esto creaba una situación ambivalente: por un lado un sentimiento de solidaridad frente a la emergencia, pero por otro lado un distanciamiento entre las personas por el riesgo de contagio. De manera silenciosa los mexicanos enfrentábamos un enemigo común, pero lo hacíamos aislándonos unos de otros, aunque unidos al interior de nuestras familias. Estas experiencias son un shock psicológico a toda la sociedad que quizás marcará cambios en la forma de pensar de los mexicanos. Ojalá sea para bien.

¿Hasta dónde hemos tomado en serio la pandemia, y hasta dónde nos hemos complacido con un puente histórico de los que se suponía que ya habían desaparecido hace apenas unos años?
Hasta hoy se ha tomado en serio, pero cada vez menos. En los primeros días parecía que habíamos superado la crónica falta de credibilidad en nuestras autoridades, pero al preguntarnos de los orígenes de la epidemia, de la oportunidad en la información, y conforme se politizan las acciones, se va perdiendo verosimilitud en las declaraciones públicas. El antídoto es simple:   información veraz.
Con las reformas de hace algunos años, se reasignaron algunos días festivos para reducir los días sin estudio por “hacer puente”. Hoy tenemos un “descanso” obligado por las circunstancias conocidas y esto además está afectando la actividad económica. Cada vez serán mayores las presiones de restauranteros, hoteleros, meseros, transportistas, para terminar con ese “macro-puente”. Los estudiantes y maestros gozaron de unos días de descanso,  pero esta circunstancia trastocó sus calendarios y planes para estudios posteriores. Sin embargo, es riesgoso bajar la guardia y relajar todas las medidas. Hoy lunes seguramente habrá noticias al respecto que mañana serán comentadas por 15Diario.

¿Crees que así como existe una “influenza española”, a ésta se le llegue a catalogar como “influenza mexicana”?; ¿casualidad de casualidades que sea precisamente aquí donde florece el brote mayor?
Es posible que se le conozca como “influenza mexicana” y se sume al famoso “efecto tequila”, asociado al efecto de la crisis económica mexicana en el resto de los mercados. La actitud anti-mexicana que han mostrado algunos países y el hecho que el brote sea mayor en México, refuerza la posibilidad  de que suceda lo que tú mencionas.
Interesante tu pregunta de que en México es más intensa la virulencia de la epidemia, tal como lo ha mencionado el gobierno americano. ¿Por qué? ¿Acaso se debe a diferencias nutricionales o genéticas? ¿Será un problema de deficiente manejo de las medidas tomadas por las autoridades sanitarias? ¿O  podríamos achacárselo al comportamiento de la población? ¿Será una exageración de las autoridades mexicanas con fines electorales? A todas estas preguntas, el tiempo les dará respuesta.

¿Qué tan deteriorada puede estar la imagen de México en el extranjero?; ¿otra más de las notas discordantes, que como país parece estar instalado en permanente estado calamitoso, sorprendiendo al mundo con otro “prietito en el arroz”?; ¿de “Estado fallido” a “nación infectada”?
Después de la andanada de consideraciones sobre el supuesto fracaso de México en la guerra contra el narcotráfico, que mencionaron varias autoridades americanas antes de la visita del Presidente Obama,  agregarle  una percepción de fracaso en la lucha contra la influenza porcina, vendría a reforzar los argumentos de que tenemos un  “gobierno fallido”. Esto tendría efectos importantes en los resultados electorales y en el recrudecimiento de las “guerras sucias”. Yo quisiera pensar que debido a que en este escenario salimos perdiendo todos los partidos, y --bajo el supuesto heroico-- de un mínimo suficiente de racionalidad colectiva, se generarían fuerzas sociales para evitar esa catástrofe política.

¿El país y el mundo se merecen una explicación?; y si fuera el caso, ¿quién debería elaborar el dictamen, y quién habría de ser el vocero autorizado para despejar la incertidumbre mundial?
La Organización Mundial de la Salud goza de credibilidad y representación plural, pero ningún país querría ponerse el sambenito de que la influenza llevara su apellido. En esta nueva era de la  información libre y globalizada, en la comunicación se va conformando el “dictamen” que forjará la opinión pública. Pero como mexicanos, exijamos cuentas a nuestras autoridades y aprovechemos la enseñanza para reformar y modernizar nuestro Sistema Nacional de Salud.

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