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ABRIR LOS PAQUETES
DE VOTOS

Jesús Ibarra

plaCada tres años los mexicanos somos convocados a votar para la elección de los gobernantes y cada vez, de las distintas posiciones a elegir, una de ellas es la que mayor interés despierta entre los actores políticos: en los años pares la presidencia de la república y, en los nones, al menos en nuestra entidad, la de gobernador.
Los políticos y los analistas concentran su atención en esas elecciones y sobre ellas y sus resultados es que se emiten las opiniones fundamentales. En el ámbito federal, este 2009, la elección es de diputados federales; hace tres años la de mayor interés fue la de presidente de la república.
La inconsistencia de cifras ocupó la mayor cantidad de pronunciamientos de partidos, candidatos, estudiosos del tema electoral, cuyo crecimiento se debe a la manifestación de Andrés Manuel, como candidato por la Coalición por el Bien de Todos y sus voceros que calificaron las inconsistencias numéricas en las actas de la elección a presidente como sinónimo de fraude.
Este tipo de interpretación ocupó la atención de quienes sostuvieron lo contrario y, a lo sumo, verificando las irregularidades detectadas, se atribuyeron, más que a una alteración deliberada de las cifras electorales, a errores de conteo.
Esta perspectiva sigue presente y se advierte en el artículo publicado en Proceso N° 1695, último del mes de abril, firmado por Jesús Cantú (JC).
La lógica a la que se recurre es sencilla: cada elector recibe una boleta que una vez utilizada se convierte en un voto; por lo tanto, la cantidad de boletas utilizadas debe ser igual en cantidad a la de los votos registrados en una casilla. Además, estas dos cantidades deben ser correspondientemente iguales a la diferencia entre boletas recibidas por el presidente de la casilla y las sobrantes, que no fueron utilizadas.
Así, cualquier diferencia entre estas cantidades se explica, en el mejor de los casos, por un mal conteo de los funcionarios de casilla, que se explica por deficiencias en la capacitación.
Ante la posibilidad de que el Instituto Federal Electoral suprima la información del PREP, para evitar poner al descubierto tales deficiencias, JC sugiere que, ante el “retroceso mayúsculo” que tal decisión significaría, el IFE debería corregir tales anomalías tomando las cifras del PREP y, al detectarlas, durante la sesión de cómputo, el miércoles siguiente, se corrigieran y se daría garantía al principio constitucional de certeza.
Sin embargo, no hay que olvidar que en las elecciones del 2006, año par, durante la sesión de cómputo, cada consejo distrital trabaja por separado cada una de las elecciones, sin tomar en cuenta las discrepancias posibles entre las votaciones de cada casilla y, así, sin tomar en cuenta si “existen errores e inconsistencias evidentes en los distintos elementos de las actas” así, en plural, lo que implica a las de las tres elecciones federales, que en este 2009 sólo será una.
Porque, si entre una elección y otra hay una diferencia de votos, en la misma casilla, que registran en sus actas 200 votos, ¿cómo determinar cuál de las dos resulta afectada? Si se pretende corregir posibles errores de conteo, los paquetes de ambas elecciones deberían ser revisados, a lo que los consejeros distritales se opusieron, en los casos, pocos por cierto, en que tales hechos fueron advertidos.
Sin embargo, la propuesta de corrección es válida siempre y cuando se aplique en este tipo de análisis. La correspondencia entre electores, boletas utilizadas y votos registrados en las actas debe ser cumplida en cada una de las elecciones y, en nuestro caso, en Nuevo León habrán tres.
El Sistema de Información Preliminar de Resultados Electorales, la versión local del PREP federal, además de ser un instrumento de información a la ciudadanía, sin menoscabo de la legalidad a la que se circunscribe, puede ser un instrumento de localización de irregularidades y ser corregidas en los días siguientes, abriendo los paquetes respectivos de cada elección involucrada, de cada casilla. La jugada se encuentra en los espacios de la Comisión Estatal Electoral.
Como muestra, van dos ejemplos de casillas con “irregularidades, que pudieron haberse corregido en las elecciones locales del 2006:
La casilla 1589, Básica, registró en la elección de ayuntamientos un total de 350 votos, mientras que en la de diputados fueron 486; 136 votos más en esta última o… 136 votos menos en la otra. En la 2007 Contigua 2, en Santa Catarina, se observa el fenómeno contrario: Para la elección de ayuntamiento se contabilizaron 278 votos mientras que para la de diputados sólo fueron 118; 160 más en la primera que en la segunda o…
¿Cómo saber lo ocurrido? Revisando los respectivos paquetes y hacer las correcciones que correspondan, operativo que sólo lo pueden hacer los comisionados ciudadanos.

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