EL RINCÓN MARCIANO
Héctor Bonilla y el PRD
Luis Valdez

Monterrey.- ¿Le cree usted a este actor cuando inicia diciendo que no pertenece a ningún partido y al final sale el logo del PRD? Yo no le creo. Hay muchas cosas que salen en la televisión que nadarás no me creo. Por ejemplo: no creo que el PRI esté dispuesto a conseguirnos un país más seguro y con mayor bienestar, no creo que el PAN vaya a acabar con la violencia en el siguiente sexenio, no creo que Whitney Houston haya fallecido de una sobredosis así como así.

¿Por qué no creer? Porque estamos en una ciudad plagada de humanos, con sus debilidades y sus vicios. Aquí el que no es vanidoso, peca de humilde (y por lo tanto, de vanidoso de la humildad). Fidel Herrera dice que en Veracruz es un candidato de la gente, pero actúa como todo un cacique; Malova suelta lana para aparecer en los Premios Oye junto a Chayanne; Moreira construye un montón de puentes viales y avenidas y deja endeudado al estado. Si no creemos en la máscara política, que se supone debe tener seriedad, ¿cómo rayos creeríamos en el medio del espectáculo?

Por eso cuando vemos los Grammys pensamos: “Este pedo ya tiene comprados todos los premios”, por eso cuando vemos los Óscars de la academia gringa sabemos que no van a ganar buenas películas europeas y si acaso algún latino, pues tuvo que haberse ido de mojado (ay, la Salma), por eso no me pongo sentimental si en el canal 5 han puesto en su cine dominguero la película de El Guardaespaldas, porque la protagonista se ha metido no sé cuánta cosita química (dichosa ella) hasta quedarse en el avión fz10. Y puede que por eso mi mujer asegure que Luis Miguel lleva más de cinco años muerto y por eso sólo sacan a  la venta temas clásicos grabados por él quién-sabe-cuando.

Pero en serio que Héctor Bonilla me cae bien. Se me hace un actor arriesgado y que apuesta por el buen cine. Cosas como Rojo amanecer, o Había una vez un hombre… pero no actuaciones que nos ven la cara de manipulables, como “no pertenezco a ningún partido político…” Sí, cómo no. Con que a los demás no se les ocurra hacer comerciales con sus actores preferidos, porque entonces sí, adiós a la televisión y a los actores mexicanos que merecían respeto.