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1063 22 Mayo 2012

 

Cuando la muchachada se decide
Carlos Manuel Sabines

Ciudad de México.- En diferentes publicaciones, cotidianas y semanales, en los últimos días aparecen artículos, participaciones de analistas  del quehacer político. Hay un denominador común: que la campaña de JVM va en picada, que no logra levantar ni los ánimos más encendidos.

Así se hace mención a que en Los Pinos priva el desaliento, al igual que en la cúpula del PAN y dentro del círculo interno del equipo de campaña; que los errores de logística y de todo tipo se los adjudican a Gil Zuarth por su inexperiencia en estas lides; que un error craso fue el de llamar a los contendientes en la interna, principalmente Cordero y Creel, pues éstos no ayudan en nada, ni colaboran tampoco en nada. 

Y desde luego el problema básico es el de la candidata, que no tiene perfil para una empresa de esta envergadura; su discurso es tedioso, repetitivo, el tono de voz no le aporta nada, sin variantes en su oferta política y sobre todo el eje rector de su empresa: ser mujer. En fin, todo un desastre de campaña.

Adicionalmente debe mencionarse que los bastiones del PAN, Jalisco, Guanajuato, Morelos, se consideran perdidos y con ello gran cantidad de votos.

Ante este panorama, los arúspices de la política nacional estiman que la lucha final será entre dos candidatos: EPN y AMLO o AMLO y EPN y que JVM se irá al fondo del tercer lugar, sin tener que hacer mención de Quadri, porque sería ocioso incluirlo, no pinta en el escenario.

Al llegar a esta perspectiva, se antoja previsible que muchos panistas ante el desencanto que genera su abanderada, pudieran irse con AMLO, dado que la lucha del PAN se ha enfocado en contra del PRI y en esta tesitura, además de méritos propios, AMLO se puede alzar con la victoria.

Más aún, los priístas están de capa caída por los yerros en que el equipo de campaña de EPN ha incurrido, a partir del acto en la Ibero.  Es sintomático que un senador priísta, Francisco Arroyo Vieyra, de Guanajuato, haya declarado que “debemos revisar qué hicimos mal para que se enojaran los jóvenes”.

Es oportuno señalar que los movimientos  sociales del siglo XX fueron encabezados por los estudiantes, por los jóvenes, tal como nos hace recordar la historia, con la Primavera de Praga, la matanza de Tlatelolco, las protestas contra la Guerra de Vietnam, el Movimiento de los Derechos Civiles en EU, el Festival de Woodstock, el Festival de Avándaro, el Otoño Caliente en Italia, algunos movimientos universitarios en oposición al franquismo en España y la Plaza Tiananmen en China, entre otros. 

Si bien es cierto que esos movimientos tuvieron un denominador común, también lo es que cuando la muchachada se decide, puede y debe hacer cambiar el rumbo de los países a los que pertenecen. Tal parece que ésta es la situación de México.

Este es el caso de los mexicanos, hartos de lo mismo; de la corrupción y la impunidad; de la pobreza; del nulo crecimiento económico; de la nula capacidad para generar empleos relativamente bien remunerados, para no exagerar; de la ineptitud para abatir el desempleo; de un endeudamiento que nos está llevando a niveles peligrosos por inmanejables; con niveles de salud y educación por debajo de estándares internacionales; de un discurso oficialista triunfalista, falaz y repetitivo; en suma, de un perfil que la sociedad mexicana identifica con los 70 años de gobiernos priístas. 

De esta manera, lo expresado tiene visos de poderse concretar en el corto plazo.

 

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