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1091 29 Junio 2012

 

Cuarto para las doce
Luis Miguel Rionda

Guanajuato.- El ambiente prelectoral está crispado en el país. También lo está en Guanajuato, donde se renovarán también los poderes locales. Es evidente que los partidos avanzan en estrategias que buscan atajar los dos escenarios: ganar o perder.

Como en toda buena competencia, sólo puede haber un victorioso, que se despega de los vencidos. No han nada de malo en perder una elección cuando se participó con lealtad y compromiso, con valores democráticos y libertarios; las hieles de la derrota son amargas, pero fortalecen el carácter, hacen levantar las miras y plantearse objetivos más lejanos, con mejores estrategias. Eso porque el que “pierde” también gana: se convierte en esa oposición crítica, tan importante para un sistema de equilibrios, pesos y contrapesos. Decía don Jesús Reyes Heroles que el que opone, apoya. En efecto, la oposición leal puede hacer un espléndido papel desde un “gobierno en la sombra” a la manera de los ingleses, donde representantes sin cartera realizan un marcaje sobre los ministros del gobierno.

Pero no hay nada peor que los malos perdedores, que buscan embarrar al árbitro o a los rivales con erratas o vicios aparentes, con el deseo de distraer acerca de los propios tropezones. Por ello, y ante ciertos nubarrones que nos anuncian en el horizonte, los ciudadanos debemos mantener una actitud de vigilancia y de defensa de las instituciones que nos han permitido construir uno de los sistemas electorales más transparentes del mundo. Los institutos y los tribunales electorales son los garantes de que los procedimientos de emisión, conteo y validación de los votos se ejecuten con estricto apego a la ley, bajo el escrutinio de los partidos, pero también de la sociedad.

El sábado pasado, los 192 consejeros locales del IFE fuimos convocados por los nueve consejeros generales del IFE a una reunión nacional, donde se terminaron de afinar las estrategias que le permitan a la institución conducir los procesos federales dentro de un estricto control legal y ético de la operación electoral. Leonardo Valdés, nuestro amigo y colega académico, junto con sus compañeros consejeros y personal ejecutivo del instituto, nos detallaron en cuatro mesas de trabajo los pormenores de lo que podemos esperar la próxima semana en cuanto a la jornada electoral, el Sistema de Información de la Jornada Electoral (SIJE), el PREP, los recursos legales, los cómputos distritales y los eventuales reconteos, la estrategia de comunicación social –talón de Aquiles del proceso del 2006- y la voluntad expresa de dar a conocer los resultados preliminares en la medianoche de la jornada, incluso cuando exista un empate técnico en el conteo rápido, super robusto, que ejecutarán los asistentes electorales en tiempo real.

Podrán votar 79.4 millones de electores de un padrón que se ha depurado como nunca antes. Con la baja de la credencial 03 se eliminó del registro a casi 3 millones de difuntos, emigrados o duplicados. Además, un 88% de las credenciales que circulan han sido renovadas en los últimos seis años. En la lista hay 10.5 millones de jóvenes que votarán por vez primera por Presidente de la República: son los chavales de entre 18 y 24 años que pueden bascular la elección, pues crecieron bajo un ambiente de competitividad política.

Se han programado 143 mil 151 casillas en el país, y el IFE espera que se instale el 99.99% de ellas. Para ello se capacitó a 1 millón 2 mil 57 ciudadanos, de los que se seleccionó a siete por cada casilla: un presidente, un secretario, dos escrutadores y tres suplentes generales. Estos funcionarios serán acompañados por un ejército de 2 millones 3 mil 43 representantes partidistas -un promedio de 14 por casilla-, muchos de los cuales han sido capacitados por los propios partidos o por la FEPADE.

En esta ocasión se registraron 31 mil 401 observadores electorales y 510 visitantes extranjeros. Dos mil observadores provienen del movimiento #YoSoy132. Muy lejos de los 81 mil 320 que nos acreditamos en 1994, cuando se estrenó esta figura.

En total el IFE registró a 5 mil 398 ciudadanos, candidatos a ocupar 629 cargos federales. Falta sumar el número de candidatos y cargos en las 15 entidades –más el ayuntamiento de Morelia- donde habrá elecciones concurrentes.

Este enorme operativo cívico debe fundamentarse crecientemente en la confianza mutua. De nada sirve demandarle tanto esfuerzo a cientos de miles de mexicanos si su voto, bien emitido, recibido y computado por los institutos electorales, se ve ninguneado, negado, minusvaluado o despreciado por los aspirantes que no hayan recibido las preferencias mayoritarias. Hablar de fraude a estas alturas es buscar perpetuar la subcultura arcaica del “sospechosismo”. Las historias fantasiosas que he escuchado o leído últimamente me hicieron reír al principio, pero ahora me causan alarma: no parece que evolucionemos hacia una sociedad abierta, confiada, segura; más bien nos aferramos a los fantasmas del pasado, y nos regodeamos en rascarle a las costras de viejas heridas, a ver si sangran de nuevo. Yo sí creo que hemos cambiado; hemos evolucionado como sociedad hacia mejores capacidades ciudadanas. No habrá fraude porque no lo permitiremos los ciudadanos, incluyendo a los que se organizan bajo los partidos. Ganará quien tenga más votos, sin importar su apariencia, su mesianismo, su género, su edad o el “aparato” que lo impulse. Para ello creo en nuestra democracia, pero sobre todo en nuestra gente.

Antropólogo social. Profesor investigador de la Universidad de Guanajuato, Campus León.
luis@rionda.net – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com –
Twitter: @riondal

 

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