Suscribete
 
1112 30 Julio 2012

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Reescribiendo la historia
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En medio de la coyuntura político electoral de los últimos meses se dio a conocer un documento elaborado por un grupo de “profesionales de la historia” -–se la considera como arte o como ciencia- que plantea una reflexión interesante sobre el discurso historiográfico oficial, el configurado por los gobiernos nacionales.

Al discurso historiográfico lo califican los autores del documento como respondiendo a: “una lógica utilitaria, racista, panfletaria y machista que hace del pasado un repositorio de virtudes morales y de la historia una herramienta para la homogeneización cultural y la legitimación del grupo en el poder”. Es fuerte el juicio pero el discurso oficial difícilmente podría no ser una herramienta para la legitimación de quien está en el poder. No hay mucho de qué sorprenderse.

El discurso historiográfico oficial se expresa por diversos medios, los tradicionales han sido: la enseñanza de la historia en las escuelas; la forma en que se administra el patrimonio histórico, el calendario cívico y los motivos de conmemoraciones del pasado.

El discurso historiográfico que había sido construido por el régimen liberal-priísta a lo largo de casi 7 décadas empezó a ajustarse y modificarse en los años noventa. Con la llegada en el año 2000 de los gobiernos del conservador-panismo se profundiza esa tendencia: a) la lucha por las conciencias se empezó a dirimir con cambios importantes en los contenidos de los cursos de historia; se llegó a mencionar que se intentaba eliminar las referencias a las comunidades originarias, por ejemplo; b) también se modificó en los hechos el calendario cívico y la conmemoración de ciertos hechos y fechas se fue dejando de lado, al igual que se le dio mayor relevancia a otras; quizá el mejor ejemplo haya sido la celebración del bicentenario de la independencia con un desfile casi de carnaval, sin ningún sentido cultural ni histórico, c) el uso del patrimonio histórico, instalando espectáculos de luz y sonido con mero sentido turístico en las grandes construcciones de las civilizaciones indígenas o utilizando edificios histórico-emblemáticos para festividades de la élite política y económica.

Los académicos y profesionales de la historia que se expresan en el documento se agrupan en torno de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y del Departamento de Historia del INAH. Señalan que el discurso historiográfico oficial responde a directrices desarticuladas, contradictorias y casi siempre dispendiosas. Lamentan que no se haya establecido una verdadera política del conocimiento de la historia.

Ante el cambio de gobierno nacional que se avecina los académicos ven la necesidad de desarrollar una nueva manera de entender el pasado y reconocer la función social de la historia; estiman indispensable la formulación de una política historiográfica de estado. Esto supone, dicen, una revisión crítica de casi todo lo que el estado hace en la materia.

Resulta contradictorio que los académicos, desde la autonomía de la UNAM y la relativa independencia académica del INAH, se pronuncien por una política de estado en materia de historia nacional. Qué mejor que escribir la historia sin sujeciones al poder en turno.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com