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1327 28 Mayo 2013

 

¡Mello!
Nora Elsa Valdez

Monterrey.- ¿Ha sabido usted de exorcismos, posesiones diabólicas, aparecidos en casas abandonadas o brujas que vuelan en las noches y se lanzan sobre taxistas en Ciudad Guadalupe? ¿odia usted a Maussán porque habla de extraterrestres? Estos temas nos asustan y preferimos negar, desmentir o ridiculizar estas noticias.

Si usted observa, hay algunos temas tabú de los que preferimos no hablar ni escuchar. Son temas prohibidos que asustan o aterran a la mayoría de las personas y las hacen tachar de locos o chiflados a quienes se atreven a hablar de ellos. Sin embargo, estos hechos existen. Hay muchos testigos, protagonistas y pruebas de que estos hechos extraordinarios y aterrorizantes suceden, pero los testigos y protagonistas tienen que callar para no ser discriminados.

¿Será nuestro miedo la razón de nuestra ignorancia, o existe otra razón oculta? ¿No será que alguien deliberadamente ha convertido en tabú esos temas para aterrorizarnos y que no descubramos alguna verdad inconveniente?

Si usted investiga, descubrirá que nuestros ojos sólo pueden ver un porcentaje muy pequeño de la realidad que nos rodea. Y si tiene un perro o gato habrá observado que a veces parecen ver cosas que nosotros no vemos. Ondas como las de radio o televisión, no pueden ser vistas con nuestros ojos. Y el método científico sólo acepta la existencia de lo que se puede ver y tocar, que sea objetivo, medible y comprobable. Entonces, ¿cómo estudiar y entender las cosas que no podemos ver, si todavía no existen aparatos de medición para algunas de esas cosas?, ¿debemos negar su existencia?, ¿acaso el método científico está como tuerto, porque un gran porcentaje de cosas aún no se pueden ver, tocar o medir?

Existen muchas personas que tienen amigos o familiares confiables que dicen haber vuelto a ver a un ser querido que ya falleció; o a quienes han sucedido cosas inexplicables por la Física, como el hecho de que algo sin motivo aparente se haya movido de lugar frente a sus ojos; o que aseguran haber visto algo aterrorizante nunca antes visto.

Cosas como las anteriores terminan convertidas en temas de películas de terror o ciencia ficción. Pero no se puede llegar a la conclusión de que esas cosas no existen o no sucedieron porque no pueden ser vistas por nuestros ojos, o porque no lo autoriza el método científico, al cual aún le faltan muchas herramientas de medición. Cada vez hay más instrumentos para medir la electricidad o el magnetismo, por ejemplo, que están abriendo universos desconocidos para la humanidad, como sucedió con el invento del microscopio, que reveló el mundo de los microorganismos, que antes nadie veía.

Es necesario abrir nuestra mente y empezar a investigar las cosas que han sido tabú durante mucho tiempo. Si hacemos a un lado el miedo que nos causan esos temas que no entendemos, y empezamos a investigarlos sin satanizarlos, con las herramientas a nuestro alcance, descubriremos verdades liberadoras.

Muchos de esos eventos ya son conocidos por diversas culturas antiguas, pero se nos han ocultado para mantenernos en el terror y la ignorancia. Todo lo que existe y sucede tiene una explicación. Pero necesitamos una mente abierta para leer o escuchar sin miedo los pormenores de esos hechos atemorizantes e investigar su causa.

Cuando en su mente se dispare la alarma y aparezca la palabra ¡mello! como decía Chiquidrácula, corra. Pero cuando se tranquilice, saque su lupa y empiece a preguntar, leer e investigar sobre el evento causante del terror. Verá que pronto encontrará la causa natural de lo sucedido, que no pudieron ver sus ojos.

Y seguramente también descubrirá al que deliberadamente inventó el tabú, y los beneficios que ha estado obteniendo con su mentira.

 

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