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1344 20 Junio 2013

 

Pemex, mexicas contra magnates
Hugo L. del Río

Monterrey.- Los intereses globales que llevaron a Enrique Peña Nieto a la Presidencia, exigen que privatice Petróleos Mexicanos. En lo ideológico y en lo demás, pienso que el preciso no tendrá ningún inconveniente en hacerlo.

Pero el globo sonda que soltó vía The Financial Times, confirmó que los mexicas no queremos regalarle el petróleo a los magnates, sean de México o de cualquier país. En última instancia, ellos no tienen patria ni Dios. Realmente, ¿necesitamos billetiza privada para poner a flote a Pemex?

Carlos Slim podría comprar Pemex al contado –en efevo y por adela– con la morralla de la más chica de sus cajas. Perdería esa lana.

Está bien que el Presidente Peña Nieto hable de modernizar a Pemex, y para ello, aprovechar la inversión privada. Pero, ¿no sería suficiente con sanear a la paraestatal?

Carlos Romero Deschamps, cabeza de turco: le compró en dos millones de euros un Enzo Ferrari a su hijo José Carlos, quien posee en Miami dos casas de interés social que valen, juntas, siete millones y medio de dólares. Pau, la junior, no se queda atrás: Vega Sicilia, faltaba más, para regar sus banquetes; bolsas de mano Hermes a 12 mil dolarucos la pieza, y espacio en primera clase y en hoteles de cinco estrellas para sus tres perritos.

Papá gana 40 mil al mes: vaya que los hace rendir. Pero Romero Deschamps es apenas la punta del témpano: los peces gordos de la microempresa símbolo de México roban más que él. ¿Podrán los manolos con billete gordo del sector empresarial poner orden ahí donde el Estado ha fracasado?

Peña Nieto dijo primero que “la reforma será trascendental”, porque “se harán los cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados”. Luego se asustó al ver la reacción, no de las pobres izquierdas, sino de muchos mexicanos sin partido pero con el patriotismo vitaminado. En Londres, el mexiquense dio marcha atrás: el gobierno, nuestro padrastro, “está evaluando” si, para poner al día al ente petrolero tiene que hacerle cambios a la Constitución o si será suficiente con enmendar algunas “leyes secundarias.”

Por lo pronto, Marcelo Ebrard desafió a EPN a debatir en público la dichosa reforma energética, que empezó a caminar con el pie izquierdo: toma como modelo al brasileño Petrobras y al colombiano Ecopetrol. (Colombia, ¿potencia petrolera?)

Los conocedores dicen que en todo caso se deberían aprovechar las experiencias de Aramco, de los Emiratos Árabes Unidos, y Stateoil, de Noruega. Estas dos corporaciones son propiedad del Estado al cien por ciento, aunque permiten capital privado en algunas áreas y bajo un riguroso control gubernamental. “El Estado debe mantener la propiedad de los hidrocarburos”, promete Peña Nieto.

¿Habrá quien, a estas alturas, crea en las promesas de los políticos?

 

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