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1349 27 Junio 2013

 

Frontera caliente
Hugo L. del Río

Monterrey.- Los norteamericanos van a gastar 42 mil 500 millones de dólares para sellar la frontera sur. A eso, hay que agregar los 18 mil millones de dólares que les cuestan al año los “think tank” del Instituto de Política Migratoria.

Los republicanos –es su iniciativa– no quieren que entre sin papeles ningún mexicano, o TNO (todo no mexicano).

Van a construir un muro de más de mil kilómetros de largo, posiblemente en Texas (no han dicho dónde); reclutarán otros 20 mil agentes fronterizos para que la Patrulla tenga 40 mil elementos fuertemente armados. Estos policías estarán apoyados por todo un sistema de tecnología de punta que ya ha sido probado en Afganistán: sensores, drones, bases de datos biométricos y toda esa parafernalia.El senador Marco Rubio –para que la cuña apriete, etc.– dijo que los republicanos “hemos ganado todas” las propuestas.

En el fondo y en la superficie el asunto es bien simple: militarizar la línea divisoria. Hay protestas, claro: la inmensa mayoría de los estadunidenses no son halcones, pero los niveles de violencia en México y la invasión de morenos que trabajan por una cuarta parte de lo que gana un güero, no les gustan ni tantito.

Laura Muprhy, titular de la Asociación de Libertades Civiles, declaró que el programa es “obsceno” y “pone en peligro a todo aquel que viva, viaje o trabaje cerca de” la marca fronteriza. The Economist considera que la línea dura dañará más a Estados Unidos, que a México o Centroamérica. Gordon Hamson, economista de la Universidad de California, San Diego, concurre: la Unión Americana necesita esa mano de obra.

La semana próxima votarán, primero el Senado y luego la Cámara de Representantes: se da por sentado que aprobarán la proposición. A los duros, los comentarios del señor Jim Chilton les sonaron a música celestial. El buenazo de Jimmy es ganadero de cierto peso: tiene en Arizona 50 mil acres (cada acre equivale a100 metros cuadrados) y su pequeña propiedad llega al linde entre los dos países.

Chilton dice que con frecuencia ve pasar por sus tierras a prietitos armados con AK-47, y que algunos hacen alto para drogarse. Es todo, maestro, es todo. Pero la represión sólo es un sector del frente de combate entre intolerantes y gente buena. El lunes, el Congreso tendrá que decir “sí” o “no” a la nueva Ley de Inmigración.

Hay once millones de indocumentados, y el 25 por ciento de quienes fueron deportados dejaron hijos nacidos en la Unión Americana: ergo, son norteamericanos.

Aquí los republicanos toparon con hueso: no quieren perder el voto hispano. Tendrán que decidir entre nadar o quedarse con la ropa seca.

Pie de página

Reynosa, puerto fronterizo, es tierra de nadie. La balacera de ayer duró horas. El saldo oficial es de un militar y tres civiles muertos. En San Fernando, también en Tamaulipas, estuvo peor: cinco personas abatidas. Los vecinos del Norte tienen razones para asegurar la frontera: nosotros se las suministramos.

 

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