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1351 1 Julio 2013

 

Desprecio por la escuela pública
José Ángel Pérez Rodríguez

Monterrey.- La llamada Reforma Educativa del presente gobierno, que inicia con la modificación del artículo tercero constitucional, pretendiendo “regresar la rectoría de la educación al Estado”, ha causado inquietud e incertidumbre en el magisterio.

Sin embargo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no ha convocado a reuniones extraordinarias de la base magisterial para informar al respecto.

En el ámbito local, los dirigentes de las secciones 21 y 50 no han dado la cara a las maestras y maestros.

Su actuación se ha reducido a dar escuetas declaraciones a la prensa, negando la ofensiva del gobierno y tratando, sospechosamente, de tranquilizar a los profesores en su encomienda de negar lo evidente.

El sábado 29 de junio del presente, el periódico La Jornada publica la siguiente nota: Cese de docentes, cara “trágica” de la reforma, en donde se comunica que profesores de secundarias diurnas y técnicas del Distrito Federal, denunciaron el despido de cientos de jefes de enseñanza de este nivel educativo.

Ante tal acción, Francisco Bravo, Secretario General de la Sección 9 e integrante de la dirección política de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), afirmó que la reforma es una “situación trágica” para el magisterio, pues aún sin leyes secundarias, la SEP avanza en su instauración administrativa y laboral, a pesar de que el contenido de las leyes secundarias se ha mantenido virtualmente en la penumbra por el gobierno federal y los legisladores, y su debate público permanece agazapado.

Tal parece que la SEP está urgida de avanzar en una reforma, que de educativa sólo tiene el nombre, pues hasta la fecha sólo se conoce la llamada implementación de los Consejos Técnicos Escolares (CTE) sin una reglamentación, sin una infraestructura que los soporte y con una fuerte amenaza hacia los docentes que no se alineen a esa “nueva forma de trabajar”, en la que se pretende cargar el peso de la educación al profesor, al director y al supervisor, pues si los CTE no funcionan, esto significará que los profesores no están haciendo bien su trabajo y hay que despedirlos.

 

Claro que la rectoría de la educación debe estar en manos de la SEP, si ésta no la tuvo en años anteriores, fue por el contubernio que existía con funcionarios de gobierno y algunos líderes del SNTE, recordemos que Reyes Tamez Guerra, secretario de Educación con el panista Fox, al finalizar el sexenio foxista pasó a ocupar la Secretaría de Educación de Nuevo León, con el priísta Natividad González Parás.

Después se incorporó al PANAL, a las órdenes de Elba Esther Gordillo. Como diría Pompín Iglesias “¡Qué bonita familia!

Con tristeza, vislumbramos en los actuales funcionarios de la SEP un profundo desprecio por la escuela pública, y un total desconocimiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

 

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