Suscribete
 
1367 23 Julio 2013

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
El futuro del petróleo
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- Decir que se ha desatado un debate público en torno al tema de Pemex y la posible reforma energética, es mucho decir. Los avances en las prácticas democráticas, bastante ralos, no alcanzan todavía para que se entable un verdadero debate: analítico, de posiciones sustentadas en información válida y completa y ponderando visiones estratégicas de futuro.

En el llamado periodismo de opinión de la semana pasada, aparecieron por lo menos dos artículos en los que la exposición seguía casi la misma línea de argumentación. Se afirmaba: a) lo que es cierto, que en pocos años, nuestro principal cliente de mercancías y de petróleo (los Estados Unidos) se convertirá en exportador neto de hidrocarburos; b) que la producción de petróleo mexicano ha ido a la baja en los últimos años y no se cuenta con la tecnología y los recursos para explorar y explotar en las regiones/provincias en las que hay reservas “probables”; c) que si no se toman, de inmediato, las decisiones adecuadas, nos vamos a quedar sin el cliente principal y entonces sí vamos a estar en muy mala posición.

Pasaban entonces al argumento alarmista y fatalista: hay que apurarnos a elevar la explotación y a venderle a los norteamericanos todo lo que podamos antes de que se vuelvan autosuficientes.

La autosuficiencia en hidrocarburos ha sido un objetivo estratégico de los Estados Unidos desde hace muchos años (desde los años setenta del siglo pasado; cuando el embargo petrolero de la OPEC). En aquel entonces la “colaboración” de México consistió en apoyar a los norteamericanos a constituir sus reservas estratégicas, proveyendo o vendiendo el crudo necesario para inundar enormes cavernas que los norteamericanos habilitaron como almacenes de crudo.

La segunda forma de “apoyar” a los norteamericanos fue brindando las seguridades necesarias de que México no se incorporaría a la OPEC y que por lo tanto no seguiría las políticas o consignas de esa organización; México seguiría una política independiente y soberana.

La tercera decisión mexicana, fue la de garantizar a los norteamericanos el acceso al petróleo mexicano, vía las exportaciones. A los ojos de hoy en día, las “garantías” mexicanas son las que se califican de un socio comercial confiable; pero en aquellos tiempos, el embargo petrolero debilitó sensiblemente a las economías industriales: Inglaterra y Japón no tenían ningún yacimiento petrolero (Inglaterra desarrolló después sus exploraciones en el mar del Norte y allí está su pelea por el dominio de las Malvinas; Japón se empeñó en el uso de la energía atómica).

Alemania y Francia también optaron por aprovechar la energía atómica. Brasil, no tenía ninguna fuente propia de aprovisionamiento, primero convirtieron los motores para usar combustible de origen vegetal y se dedicaron a buscar petróleo en sus costas. Noruega y su ahora boyante industria petrolera, se convirtieron en un área de oportunidad gracias a la coyuntura del embargo.

En medio de esa crisis internacional, en donde las opciones estratégicas en materia de energía se pusieron en la mesa, energía atómica, fuentes renovables de energía e hidrocarburos, los gobiernos mexicanos decidieron que había que aumentar la explotación petrolera todo lo que se pudiera y exportar lo máximo; había que aprovechar el momento global.

En ese entonces, México tenía un centro de investigaciones y desarrollo tecnológico en materia de hidrocarburos (el Instituto Mexicano del Petróleo), había la capacidad tecnológica y de ingeniería para perforar en tierra a grandes profundidades, y con esa base se lograron los “descubrimientos” en el sureste, que dieron sustento a la decisión de convertirnos en país exportador de petróleo.
México ha mantenido esa misma postura a lo largo de 40 años, mismo lapso en el que se dejaron de apoyar las investigaciones y proyectos del IMP, y ahora se argumenta que no tenemos tecnología para explotar en aguas profundas, pero que Brasil sí, y entonces hay que aliarnos con Petrobras o con quien sea que tenga la tecnología.

La reforma energética en México debe plantearse primero en términos de sustentabilidad, de las opciones energéticas que tenemos y las que debemos o podemos desarrollar. El debate debiera empezar por delimitar la estrategia nacional de desarrollo energético: qué con la energía atómica, qué con la eólica (¿se la seguimos entregando a las empresas españolas?), qué con la mareomotriz, qué con el gas y qué con el petróleo.

También hay que analizar cuál va a ser la estrategia de desarrollo tecnológico asociada a las opciones de fuentes de energía. El peor negocio a largo plazo es comprar o “rentar” tecnología.

En las visiones de futuro, los hidrocarburos no son costeables como fuentes de energía, primero porque su impacto ambiental es cada vez más evidente y caro; segundo porque su utilización para otros propósito será más rentable (no sólo en las fibras sino sobre todo como fuentes de alimentación) y tercero, el desarrollo tecnológico asociado a las fuentes renovables las hace cada día más rentables.

¿Cuál es la prisa de vender a los norteamericanos todo el crudo que podamos antes de que logren su objetivo de autosuficiencia? Si eso está a la vuelta de la esquina (la decisión de ponerle fecha al objetivo de autosuficiencia de los norteamericanos fue parte del discurso inaugural de Obama, hace ya cinco años).

El tema de las tecnologías y de los recursos financieros también hay que ponerlo en una perspectiva a largo plazo. En 1938, cuando se decidió expropiar la industria petrolera, la primera pregunta fue si México contaba con los recursos humanos para mantener funcionando las máquinas, las instalaciones, las empresas.

Ahora en el 2013 se vuelve a poner en duda si los mexicanos tenemos las competencias tecnológicas y los recursos para explotar en forma adecuada los recursos petroleros. ¿Seguimos exportando crudo e importando gasolinas o empezamos a desarrollar una industria (no sólo energética, eso va a pasar a la historia muy pronto) que aproveche de manera integral los hidrocarburos?

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com