Suscribete
 
1376 5 Agosto 2013

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
La fábula de la austeridad
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En los tiempos de la llamada Guerra Fría (en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado) se hacía referencia a actividades de espionaje y contra-espionaje que llevaban a cabo las grandes potencias. Parte de los trabajos de “inteligencia” consistían en campañas de información, contra-información o desinformación. La manipulación de datos se utilizaba para influir en la opinión pública de los países “amigos” y “enemigos”.

Por aquellos años se publicó un libro con el título Cómo mentir con estadísticas. Allí se mostraban, entre otros subterfugios, las múltiples formas en las que se puede presentar un mismo dato estadístico.

Las prácticas de manipular la información no han desaparecido. En la actualidad no es inusual que se publiquen o difundan informaciones a modo para justificar ante la opinión pública la aplicación de políticas y medidas.

A principios de 2010, dos economistas de la Universidad de Harvard, Carmen Reinhart y Kennet Rogoff, publicaron un artículo: “Crecimiento económico en una época de endeudamiento”. Su objetivo era identificar un umbral crítico, un punto de inflexión para la deuda pública. Llegaron a la conclusión de que una vez que la deuda pública supera el 90 por ciento del producto interno bruto de un país el crecimiento económico cae en picada.     

El artículo, como sus autores, alcanzó fama inmediatamente. La publicación apareció justó después de que Grecia había entrado en crisis y coincidió con la intención de los círculos financieros internacionales de eliminar las políticas de estímulo a la actividad económica y en su lugar aplicar medidas severas de austeridad en el gasto público.

A partir de entonces las políticas de austeridad se han aplicado en forma drástica en varios países. La austeridad ha significado recortes o la eliminación del denominado gasto social, con consecuencias humanas desastrosas.

No fueron pocos los economistas que señalaron que una “correlación negativa” entre deuda pública y desempeño económico no significaba necesariamente que la deuda elevada fuese la causa de un bajo crecimiento.

Podría ocurrir perfectamente lo contrario: que un mal desempeño económico fuera la causa de una deuda pública elevada. Este es el caso de Japón, precisamente; el gobierno se endeudó después de que su economía se hundió a principios de los años noventa. En esa crisis uno de los factores presentes fue la especulación inmobiliaria.

Otros investigadores, utilizando datos de deuda y de crecimiento económico, comparables a los de Reinhart y Rogoff, no obtuvieron los mismos resultados. Sí encontraron cierta correlación entre deuda elevada y crecimiento económico lento; pero nada que se pareciese a un punto de inflexión en el 90 por ciento del PIB ni, de hecho, en ningún nivel de deuda.

Presionados por las críticas, Reinhart y Rogoff permitieron que unos investigadores de la Universidad de Massachussetts analizaran la hoja de cálculo original, en la que ellos habían trabajado. Se hicieron evidentes fallas y errores: primero, se encontró que habían omitido datos; en segundo lugar, habían utilizado procedimientos estadísticos poco habituales y tercero, el colmo, habían cometido un error de codificación utilizando el Excell.         

Al corregir los “errores” cometidos, los resultados que se obtuvieron fueron similares a los de otros investigadores: si existe cierta correlación entre deuda pública elevada y crecimiento lento, pero sin nada que indique cuál de ellos es causa de qué y sin rastro alguno del umbral del 90 por ciento.

Reinhart y Rogoff se vieron obligados a reconocer sus “errores” de codificación, pero afirmaron que ellos nunca habían asegurado que la deuda provoque necesariamente un crecimiento más lento.

El comentario de un Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, es que con el desenlace del asunto de los investigadores de Harvard, lo que queda de manifiesto es que las políticas de austeridad se han sustentado con justificaciones falsas. Se ha utilizado la crisis económica para reducir o suprimir programas sociales.

Para Susan George: el sustento de las políticas de austeridad es “pura patraña: Sí, una patraña matemática y económica”; todo eso, dice, está basado en ideología.

En el caso de España, ejemplifica George, no estaba tan endeudada antes de la crisis (crisis detonada justamente por la especulación inmobiliaria, como sucedió en Japón y en los Estados Unidos), proporcionalmente estaba menos endeudada que los “virtuosos alemanes”. Son ellos los que establecieron en el Tratado de Maastricht que el déficit público no debe ser mayor al 3 por ciento y que el endeudamiento no debe ser superior al 60 por ciento del PIB: “Nadie sabe de dónde vienen esas cifras… por qué es un 3 por ciento en vez de un 4 o un 60, en lugar de un 65 por ciento. Son cifras arbitrarias que además han sido rebatidas”.    
 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com