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1380 9 Agosto 2013

 

Adiós al Washington Post
Hugo L. del Río

Monterrey.- The Washington Post llega, quizás, al final de su larga vida. Los periódicos hacen historia cuando el editor es periodista. Hay excepciones, claro, pero son eso: excepciones.

Fundado en 1877 por Stilson Hutchis, el Post tardó tres años en convertirse en diario. En 1933 quebró y, en una audiencia de bienes embargados, lo compró Eugene Meyer, uno de los gobernadores de la Reserva Federal. Meyer fue el padre de Katherine, casada con Philip L. Graham, quien posteriormente se suicidó. Meyer no era periodista, pero se rodeó de reporteros hambrientos de gloria e hizo suyas las políticas –y locuras– editoriales de este escuadrón de profesionales.

Hoy, el Post tiene una venta diaria de 474 mil 767 ejemplares, que en domingo sube a 838 mil 14. Por alguna razón no conocida, nunca tuvo distribución nacional. Sólo circula en el Distrito de Columbia y los municipios vecinos de Maryland y Virginia.

¿Provocó el diario la renuncia de Nixon en agosto de 1974? ¿O fue el Post el instrumento empleado para herir de muerte a Tricky Dicky? Nunca lo sabremos. Lo que se puede asegurar es que el Post no volverá a cubrirse de gloria como lo hizo en el escándalo de Watergate. Y, lo más triste, es que casi seguramente el nuevo dueño, Jeff Bezos, ni sabrá manejarlo ni procurará el apoyo de los profesionales de la información.

Bezos es el dueño de Amazon: Su fortuna personal se calcula en 28 mil millones y medio de dólares. El Post lo compró en una bicoca: 250 millones, incluida la telecadena  Post-Newsweek-Stations y un pequeño grupo de diarios de distribución gratuita, entre ellos El Tiempo Latino. La experiencia nos recuerda que, de nueva cuenta consideramos las excepciones, los políticos y hombres de negocios fracasan al manipular los periódicos para sus fines de poder y dinero: En Monterrey vemos la larga, dolorosa agonía de El Porvenir, diario que en sus buenos tiempos fue incluido entre los cinco mejores de México.

Excélsior, años atrás hermano mayor de El Porvenir, comenzó a morir el ocho de julio de 1976. Sigue saliendo todos los días, ahora al servicio de intereses comerciales y políticos. Ya no es ni sombra de la sombra de lo que fue. UnomásUno nació como respuesta al zarpazo mortal que sufrió Excélsior.

Fue un increíble fenómeno: la confirmación de que el talento y el coraje son más importantes que la abundancia de recursos materiales.

Y cómo terminó este periódico, cuyo nacimiento despertó aplausos en el mundo entero.

Lo sé: yo estaba ahí.

 

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