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1390 23 Agosto 2013

 

EN LAS NUBES 
Pedro y el hilo de oro
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- (Una fábula similar a lo que nos sucede en México. Ojalá y despierte)

Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros, pero tenía una debilidad, era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. En el colegio, soñaba con jugar fuera, cuando lo hacía pensaba en vacaciones.

Pedro no tenía  tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana. Una mañana, Pedro caminaba por un bosque cercano a su casa. Al rato, se sentó a descansar en la hierba y se quedó dormido, y tras unos minutos de sueño profundo, oyó gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió al ver una mujer de pie a su lado, debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana.

En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del hoyo colgaba un largo hilo de oro. La anciana le dijo: “Pedro, este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos, y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días”.

Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. “¿Podría quedarme la pelota?”, preguntó. La anciana se la entregó. Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en el jardín de su casa. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensó  en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo, así que tiró una vez más del hilo dorado.

De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un sólo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Reparó en otra cosa: su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer.

Pero el seguía sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Había pasado por ella a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino. Se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu.

Al adentrarse en él, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente.

Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana que muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. “¿Has disfrutado de mi regalo?”, preguntó ella. Pedro no vaciló al responder: “Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin enterarme, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos tristes y estupendos, pero no tuvo oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida.”

“Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo”, dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió: “Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida”. Dicho esto se quedó dormido.

Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora? se preguntó. Cuál sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez. Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal a como había esperado.

A partir de ahí, conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a vivir hoy.

Por desgracia, la historia de Pedro y el hilo mágico no es más que eso, un cuento. En el mundo real nunca tenemos una segunda oportunidad de vivir la vida con plenitud. Hoy es tu oportunidad de despertar a ese regalo que es la vida, antes de que sea tarde. 

El tiempo se escurre entre los dedos como la arena. Haz las cosas que siempre has querido hacer.

Empieza.

Hoy.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx
        

 

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