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1396 2 Septiembre 2013

 

El Estado puesto de rodillas
Hugo L. del Río

Monterrey.- Uno de septiembre sin informe presidencial. Hasta ese punto han desquiciado las cosas los de la CNTE. Un agrupamiento militar tomó posiciones a la entrada del Senado: pésima señal; y drones con cámaras –supongo por cortesía de los gringos– sobrevolaron ayer las marchas y plantones que enloquecieron a los defeños.

El Zócalo, tramos de Reforma, Fray Servando, San Antonio Abad, Eje Central, San Lázaro y muchas otras calles y avenidas son territorio arrebatado a la autoridad del Estado mexicano. En el palacio legislativo se formaron quince filas de granaderos, otra más de gendarmes a caballo y, detrás de los corceles, dos tanquetas con cañones para soltar chorros de agua a alta presión.

Hubo cabronazos en media docena de sectores, con heridos de uno y otro bando y docenas de homosexuales y lesbianas se unieron a los cenetistas. Cierto, en México, para que el gobierno, nuestro padrastro, nos atienda, tenemos que salir a la calle. Pero ello no nos autoriza a perpetrar desmanes.

Peña Nieto se está viendo muy mal. Y del pobre de Chuayffet mejor ni hablar. El manolo sabe de educación lo que yo sé de física cuántica: lo pusieron en la SEP para calmar al magisterio. Je je. Hoy, el Presidente de los mexicanos –ustedes votaron por él– dirá su mensaje: lo han de haber reescrito doce o quince veces.

Pese a tanto empeño de los plumíferos, se puede anticipar lo que dirá: en la reforma educativa, ni un paso atrás; diálogo sí, pero violencia no; estamos viviendo un presente luminoso, pero el mañana será de total felicidad, las megacorporaciones se pelean por invertir en México, los turistas abarrotan los hoteles, no hay inflación y el peso está más firme que la línea Maginot y le irá igual. Y para morir de tedio, agréguele todo eso que hemos escuchado un millón de veces.

Treinta mil personas, en su inmensa mayoría desarmadas, tienen de rodillas a un Estado cuyos líderes carecen de recursos políticos. “En este país, el que no marcha no avanza”, escribió ayer en Excélsior Vianey Esquinca.

Pie de página

El diputado cetemista Daniel Torres pretende ofender a los usuarios de camiones urbanos y suburbanos. Su ensayo de agravio no funcionó: Torres es muy poquita cosa. Presidente de la Comisión de Transporte del nada hache Congreso local, Daniel el travieso dice que las quejas de los pasajeros son nuestro juego predilecto: el servicio es de Primer Mundo y los carros son modelo año trece (de otro siglo) con aire acondicionado y toda la cosa.

Danny boy admite que él no viaja en colectivo. Entonces, ¿para qué carajos habla? Ah, pues abre la boca para dejar caer perlas de sabiduría política porque es legislador y tiene fuero. Si se cobrara multa por las tonterías que dicen los políticos ya se habría pagado la deuda del estado y habría superávit.

Danielito: nuestras denuncias no son un juego. Súbete a un camión cualquiera y luego, si te queda aliento, trata de burlarte de nosotros.

 

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