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1461 2 Diciembre 2013

 

EN LAS NUBES
La misoginia
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Nuestro joven mandatario acaba de promulgar, que no crear, algo que se asemeja a la defensa de la mujer. Y como una sugerencia (no sólo a los misóginos) indicó que se deben establecer mecanismos para que ellas puedan tener por sí mismas mejores condiciones.

Fue muy claro al advertir que no se permitirá que por el temor, muchas veces derivado de la dependencia económica de sus parejas, soporten toda clase de violencia. Para ello, para las mujeres que viven en la sierra de Guerrero, anunció la creación de la Ciudad de la Mujer. Buena medida, no cabe la menor duda. Pero y para el resto de las féminas, madres, hijas, hermanas, esposas, etcétera, etcétera, que sufren el embate de los “fuertes”, no sólo en despoblado sino principalmente en las grandes ciudades del país, ¿qué?

Cotidianamente sabemos de violencia, de toda índole contra de ellas. Periódicos, radio, televisión e internet, refieren a cada momento el embate que sufren no sólo de manos de funcionarios gubernamentales o privados. Y éstos (¿alguien se mordió la lengua?) se “conduelen” del acontecer de las féminas. Lo lamentan pero no pasa de ahí.

¿Quién no sabe del tráfico de “mercancía” (porque así con desprecio las llaman) en la esfera oficial y particular, en toda la República? En los tres poderes se sabe a ciencia y paciencia, incluidas ellas, lo que sucede al sector femenino, a quien se atribuye  todo, desde lo bueno hasta lo pésimo. Y disculpan los puñetazos que en pleno rostro reciben ellas a diario. Ya se nos acostumbró a escuchar cada año, con  motivo del día de la mujer, lo que se pretende hacer por ellas. Pero no pasa de eso: prometer, prometer, apuntar, decir, cacarear….pero no poner el huevo.

Quién no recuerda a la mujer, acusada de algo, a quien querían lapidar: “Quien esté libre de culpa, que arroje la primera piedra” se oyó claro. Uno lanzó una piedra  con fuerza. Volvieron desconcertados a verlo y de la multitud surgió el reclamo: “Pinche sordo”. Y es cierto, no hay más sordo que el que no quiere oír, ni más ciego que el que no quiere ver. Como el gobierno que, en uno de sus diecisiete cuentos de su “Llano en llamas” bien decía Juan Rulfo, no tiene madre….patria.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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