Hasta pronto, Chema
Roberto Maldonado Espejo
Incomprensible estar en el quicio sin saber llamar. No hay fecha, y como la vida, también hay que saber entregársele. Y más, porque aún teniendo la suerte del aviso, con la puerta entreabierta, la esperanza mentirosa del mañana nos habita. Hay que saber empujar la puerta y entregarse al nunca jamás....
Acaso me he quedado con tu último abrazo para cruzar la puerta por donde sólo caben los ángeles.