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1466 9 Diciembre 2013

 

México perderá por jaque mate
Hugo L. del Río

Monterrey.- Andrés Manuel salió del hospital. Esa es una buena noticia. Lo malo es que durante varias semanas (si bien le va, si bien nos va) no volverá a encender los ánimos de tirios y troyanos con el discurso y la acción. Tendrá que guardar reposo durante algún tiempo y una vez recuperado, habrá de limitar su actividad.

El infarto no pudo haberse presentado en peor momento. El cártel de la globalización quiere meter las manos en Pemex al grito de ya. Y ya es ya. Los caudillos me provocan urticaria, y AMLO es eso: un caudillo de principios del siglo pasado. Repruebo muchos de sus métodos. Entiendo que en México, si necesitas que el gobierno te haga caso, debes salir a la calle. Pero una cosa es manifestarse en la vía pública y otra, muy distinta, aprovechar el anonimato de las masas (y la increíble tibieza del jefe de Gobierno, Mancera) para perpetrar desmanes, agredir personas, bloquear la circulación de vehículos y peatones.

No digo que AMLO haya autorizado esto, pero tampoco trató de evitarlo. Ni siquiera lo criticó. Pero ese fue el problema de ayer. Lo que nos preocupa, hoy, es la celeridad con que la oligarquía internacional obliga al Presidente Enrique Peña Nieto y a sus peones a ponerle jaque mate a México en el tablero del petróleo. Y, dígase lo que se diga, AMLO era un obstáculo para estos barones del dinero.

Está en pie Cuauhtémoc Cárdenas. No tiene el carisma del tabasqueño, pero lleva el apellido del único gran jefe de Estado que tuvimos en el siglo XX. Y ha sido fiel a su nombre. CC no es joven; ignoro su condición de salud y muchas otras cosas de él. Pero con AMLO fuera de combate, pienso que el hombre indicado para levantar la bandera es el hijo de don Lázaro. Tal vez el ingeniero Cárdenas no desea jugar el papel de protagonista principal en este que hoy es drama pero, si nos dormimos, terminará en tragedia.

Si, en efecto, el señor Cárdenas Solórzano desea retirarse de la lucha o, en el mejor de los casos, limitarse a desempeñar un papel secundario, habrá que recordarle que las circunstancias nos obligan muchas veces a convertir la flaqueza en fuerza y la duda en grito asertivo. Suena cursi, lo sé, y si quieren cachondear a mi costa no lo puedo evitar, pero lo digo con todas sus letras: sin petróleo, México ya no será México. Lo que seguiría es una larga, muy larga noche de frío y humillación.

La víbora mordió al águila y le rompió las alas, pero la orgullosa retadora de las alturas y las tormentas sigue viva. Repito: los caudillos me asustan, pero somos un pueblo que vive con siglos de atraso y esto es lo que necesitamos: más que un caudillo, un líder a la altura de Gandhi y Mandela que nos ayude a organizarnos, que nos unifique, que ponga en pie a este México que, colonizado ya, mutilado, maltrecho, golpeado, quiere vivir porque sabe que tiene el derecho a la vida.

Pie de página

Chema Mendiola era mi amigo. Lo será siempre. Tenaz y limpio en su escritura, honesto en su vivir, ejemplo de hombre bueno. Mi hija Virginia, la pandilla de Arnulfo Vigil y todos los tripulantes del buque que navegamos contigo nos negamos a extrañarte: te releeremos. La palabra no muere.

 

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