EN LAS NUBES
La añoranza
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Qué caro lo compramos, y qué barato lo vendemos. En l938, un joven Presidente de México, el general Lázaro Cárdenas del Río, convocó a los entonces veinte millones de mexicanos para contribuir a pagar la nacionalización petrolera.

En largas filas frente al palacio de Bellas Artes, la gente voluntariamente  contribuyó con sus ahorros, sus alhajas a comprar lo que era nuestro. Setenta y cinco años después, otro joven mandatario convence a la mayoría de los 628 que dicen ser representantes de ciento veinte millones de ciudadanos (cien millones más que entonces), el pueblo, a vender lo que no es suyo.

Entonces frente a Bellas Artes, familias enteras cooperaban, al igual que la  Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos (ACJM) hoy Acción Nacional, de buena fe y convencidos de la bondad de la determinación federal. Hoy, en cambio, frente a las cámaras de diputados y senadores, ignominiosamente resguardadas por la tropa, se riñe, se grita ante una autoridad que no oye, no ve, no siente, pero sí habla y convence a un puñado de bien cebados a devolver el petróleo a quienes se multimilloniaron con la riqueza natural de un país, que no deja de llorar por su añoranza.

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