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1495 17 Enero 2014

 

Nati el chivato
Hugo L. del Río

Monterrey.- Conocemos a José Natividad González Parás como un hombre ajeno a todo escrúpulo, pero fue novedad, al menos para nosotros, enterarnos de que, además, es chivato. En su edición electrónica, Índigo desvela esta otra gracia que no le conocíamos a Natividad, hoy por hoy, poder detrás del trono en Nuevo León. Aquí es monarca, sin corona pero con armiño.

Pero Peña Nieto, según Índigo, no lo quiere, pero ni un tantico. ¿Cuál fue el pecado del hombre fuerte de nuestra tierra? Revelarle al gobierno de Estados Unidos que Raúl Salinas de Gortari –¿por instrucciones de su hermano Carlos?– mandó matar a su cuñado, José Francisco Ruiz Massieu. El citado medio, que dirige el periodista Ramón Alberto Garza, se hizo de documentos del Departamento de Estado que recién han sido desclasificados. Ruiz Massieu, secretario general del PRI en 1994, tenía una relación, digamos especial, con Carlos Salinas de Gortari. Esto no lo dice Índigo: lo digo yo. José Francisco golpeaba frecuentemente a su esposa, Adriana Salinas de Gortari y la familia temía que pudiera dar a conocer el secreto de su vinculación con CSG. Obviamente, Raúl fue la mano de gato que sacó las castañas del fuego. Ahora, ¿actúo Natividad por su propia iniciativa o se limitó a cumplir órdenes de su jefe, el entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayfett?

Natividad, diputado federal con licencia, era subsecretario de Gobernación. Bucareli, todos lo sabemos, tiene un millón de ojos y un millón de oídos. El nuevoleonés se comunicó con la embajada de Estados Unidos –el embajador era James Jones— y le suministró información altamente confidencial que los gringos habrán utilizado para su provecho. En qué forma precisa, no lo sé. Toda esta documentación se archivó como “top secret”. Había abundantes notas sobre México: el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas; la rebelión zapatista; la ejecución de Luis Donaldo Colosio; posteriormente, el “suicidio” de Mario Ruiz Massieu y tantas y tantas otras cosas que sucedieron, algunas de las cuales siguen siendo ajenas al conocimiento público.

Los gringos, así son ellos, desclasifican cierta documentación cuando les conviene y así, Índigo se hizo de la información. La conclusión: Natividad es mal visto por el gobierno de Peña Nieto. Y no es que el mexiquense y sus colaboradores sean ejemplos de limpio patriotismo, sino que entienden que el de Nuevo León les jugó sucio y, para jugar sucio, nomás ellos. Es muy probable, en efecto, que Natividad se haya ido por la libre en su grotesco carnaval de 007 de petatiux: EPN nombró secretario de Educación a Chuayfett, lo cual, se puede decir, exculpa al ex titular de SeGob de toda injerencia en la tragedia. ¿Y el futuro político de Natividad?

Échate este trompo a la uña. Escribe, en Índigo César Cepeda:”Hoy, su papel como informante de los Estados Unidos pone al ex gobernador tricolor en una situación de confrontación con el poderoso ex presidente Carlos Salinas de Gortari”.

Pie de página
Juan Gelman es uno de los más hermosos ejemplos de varón poeta guerrero. Los dioses le dieron a beber el amargo vino del dolor, la pérdida y el exilio, y recompensaron su talento y su valor con el hidromiel de la gloria. Sí, maestro Gelman: como usted escribió, el adiós es un saludo.

 

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