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1522 25 Febrero 2014

 

Polo Progresista
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- A pesar de que las reformas constitucionales en materia energética, financiera, educativa, política-electoral y en telecomunicaciones fueron aprobadas vía ‘fast track’ y por consigna presidencial, resulta necesario hacer frente a las leyes secundarias que pretenden imponer, otra vez sin discusión, las fuerzas derechistas en detrimento del pueblo mexicano.

Una vez hecha la declaración de validez y la publicación de las reformas peñistas, bautizadas como transformacionales, se requiere combatirlas con una demanda de amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por ser sumamente lesivas para el interés popular y porque su proceso legislativo estuvo plagado de violaciones.

Urge dar la batalla nuevamente mediante la movilización popular organizada, pero sobre todo a través de un auténtico compromiso de lucha y amor por la patria de parte de los y las legisladoras de las fuerzas progresistas.

No deben volver a repetirse las barbaridades e irregularidades cometidas con las reformas constitucionales, cuyos voluminosos dictámenes fueron aprobados sin ser discutidos en comisiones tanto de la Cámara de Senadores como de Diputados, y sin una discusión real en el Pleno de ambas cámaras, ya que el debate que se dio fue falso o simulado.

La ciudadanía debe saber que con el fin de impedir la discusión en las comisiones, los legisladores del PRI y PAN, coludidos en el Pacto por México, inventaron el tecnicismo legal llamado “adendum”, para pasar directamente al Pleno los dictámenes de las iniciativas de reforma.

Los mexicanos también deben saber que los legisladores pactistas, una vez abierta la sesión del Pleno, aplicaron el ‘acelerador y la aplanadora’ para aprobar las contrarreformas sin lectura de los dictámenes (800 páginas en el caso de la reforma financiera y 300 páginas en la energética) y sin una discusión real, ya que desconocían su contenido, aprobándolas por consigna.

El Congreso de la Unión fue utilizado por Peña Nieto como una simple Oficialía de Partes, al quitarle su función de Poder Legislativo para discutir, analizar y, sobre todo, abrir un proceso de consulta pública que determinará su aprobación o rechazo.

Lo más grave sucedió en las Legislaturas Estatales, que de manera mecánica, servil y en unos cuantos minutos, aprobaron sin lectura y sin debate las contrarreformas, a excepción de las Legislaturas de Michoacán y Guerrero.

Todas estas violaciones públicas harán que el Estado de Derecho no exista si la Suprema Corte de Justicia de la Nación no interviene para revisar el burdo proceso legislativo, llevado a cabo por el contubernio del grupo firmante del Pacto por México, que no solamente produce burla, escarnio y vergüenza al aprobar reformas constitucionales que no se leen, ni se debaten, sino que profundizarán el modelo neoliberal extranjerizante y crearán mayor pobreza y desigualdad social en nuestro país.

Ante tales circunstancias, nos congratula el resurgimiento del Polo Progresista, integrado con las bancadas del Movimiento Ciudadano, del Partido de la Revolución Democrática y del Partido del Trabajo en las cámaras de Diputados y de Senadores, ya que unidos es la única manera de trabajar y de luchar para tratar de echar atrás las contrarreformas, particularmente la energética, ya que lo propuesto y aprobado por el PRI y PAN vulnera los intereses de México, al pretender privatizar el petróleo para entregarlo a un grupo de potentados nacionales y extranjeros, donde buscan salir beneficiados políticos encumbrados, robándole al país su patrimonio natural.

En cuanto a la reforma político-electoral consideramos que significa un retorno a la situación política que se vivió previo a 1977 y en muchos sentidos al movimiento estudiantil del 68, en la medida que se va a traducir en la desaparición del sistema de partidos políticos.

El Polo Progresista está obligado a defender las tesis de la izquierda mexicana y, sobre todo, a trabajar en conjunto para enfrentar las leyes secundarias promovidas por la derecha y tener una voz común para fijar las posiciones ante la opinión pública y hacer que el voto de las y los mexicanos se refleje en los temas decisivos de las diferentes Cámaras.

Desde aquí lanzamos el llamado nuestro para cerrar filas ante la nueva embestida neoliberal, con el propósito de superar la tragedia nacional que vive México y transformar la protesta social en señal de esperanza.

 

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