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1580 16 Mayo 2014

 

MUROS Y PUENTES
Ese cáncer de copiar
Raúl Caballero García

Dallas.- Nunca ha sido una buena idea copiar, sin embargo, la vida parece una tienda Xerox, más en los ámbitos donde prevalece la creatividad, como en los proyectos para el cine y la televisión. En el mundo de la televisión latinoamericana con frecuencia se ven copias de programas estadounidenses o europeos que se “adecuan” al ámbito latino, a veces sus resultados son atractivos pero siempre son poco dignos, por eso una copia siempre es mala.

Puede tener mucho éxito y resultar productiva desde la óptica del negocio, pero eso no le quita su esencia. Será que no es fácil ni barato adquirir los derechos y lanzar la película o el programa con subtítulos o será que la creatividad de guionistas y actores no es asequible o será que se les desprecia o se les subestima... porque es un hecho que artistas hay.

Se pueden exponer tantos casos en esto de proyectos imitados y copiados... pero en fin, todo lo anterior es porque hace unos días supe (y observé) que la televisión hispana en los Estados Unidos –un canal de la cadena Univisión: Unimás– está promocionando una vil copia de la excelente serie Breaking Bad. De entrada, por el solo promo la copia me parece nauseabunda, ridícula y patética. La falta de creatividad da pena ajena.

Breaking Bad es una serie inimitable, una serie cuyos capítulos –uno a uno y temporada tras temporada– produce lo que todo espectador aplaude, un asombro en crescendo que se mantiene hasta el final, un final genial, sorprendente, que cierra el círculo sin que el asombro y el suspenso del inicio –y sus giros y las novedades de la trama– aflojen ni un ápice. En Breaking Bad se sostiene además, en todo momento, la verosimilitud de cara a la realidad; se ofrecen asimismo detalles muy creativos u originales en la cinematografía.

Breaking Bad recibió la singular maestría de su creador Vince Gilligan y Univisión ofrece –así me lo parece por lo que exhibe como anticipo– un vergonzoso producto bajo el título “Metástasis”, en el que buscan que los actores tengan (¡además!) parecido físico a Bryan Cranston, Aaron Paul y demás elenco. No, no, no... imitan hasta los logos; ¿cómo han podido? Qué falta de ideas. Los espectadores hispanos no merecen eso, no merecen ese remedo que pomposamente llaman “adaptación”; no merecen esa metástasis: ese cáncer de la imitación: esa propagación de copiar, mal tan arraigado en nuestro mundo.

 

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