Educadores víctimas
Hugo L. del Río

Monterrey.- Día del Maestro. Gordillo sigue en prisión, pero la corrupción, libre y alada, está demoliendo la escuela. Por primera vez en la historia de México, se hizo el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial. El gobierno de Nuevo León, naturalmente, se negó a proporcionar información. Por lo demás, ozú: mejor se hubieran quedado en casa los censadores. Los resultados derribarían a un tiranosaurio Rex.

Los educadores son víctimas, no cómplices de la descomposición. Elba Esther creó el esquema al que se apegan con perruna lealtad los herederos, ahora dueños del sindicato. Y supongo que los jefazos de la Secretaría de Educación Pública reciben una generosa parte del botín. Échese este trompo a la uña: setenta docentes ganan más que el Presidente Peña Nieto, a quien le pagamos 194 mil pesos al mes. Y hay uno, en Oaxaca, que cobra 603 mil machacantes cada 30 días. Desde luego negaron esto los ángeles y arcángeles, serafines y querubines, tronos y dominaciones de la instrucción pública en aquel estado: el profe, de quien nadie sabe su nombre, apenas si devenga 45 mil.

Los datos del censo se cruzaron con un análisis del Instituto Mexicano de la Competividad y las notas recopiladas por la Base de Datos de Nóminas Magisteriales. Pero si usted quiere creerles a los caciques oaxaqueños, es asunto suyo. Por lo pronto, la investigación nos hace saber que hay 19 mil planteles escolares y 39 mil 222 mentores que, aunque nos cuestan una millonada, sólo existen en el papel. No podía faltar el elemento folclórico que confirma el vigor de la picardía mexicana, aunque en este caso, lamentablemente, también se corroboró la falta de imaginación de Alí Babá y sabrá Dios cuántos ladrones: alguien retira las quincenas de mil 442 mentores que, todos ellos, nacieron el mismo día: el doce de diciembre de 1912. A los 102 años de edad, siguen dando clases. Conmovedor ejemplo de amor a la enseñanza.

Hay más, muchos más ejemplos de sacrificio por México y la educación. Pero ya con lo que publicamos es suficiente para revalidar que al cártel de la globalización y a su empleado, el Estado mexicano, no les conviene que los mexicas aprendan a leer y escribir, a hacer sumas y restas. Qué tal si, en un descuido, algún educador rebelde les enseña los derechos que en teoría nos garantiza la pobre, deshilachada Constitución, misma que, hasta el aburrimiento, viola y atropella la burocracia política. Este es tu gobierno, mexicano. Como escribió Catón, estamos un poquito perfectamente jodidos.   

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