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1593 4 Junio 2014

 

Nuevo navegante en España
Hugo L. del Río

Monterrey.- Felipe VI no la tiene fácil. Supongo que sus problemas más importantes son el desempleo, con cuatro millones y medio de españoles en paro, como dicen allá; el viejo anhelo catalán ya no de autonomía, sino de independencia; y la  relación con Estados Unidos: fría, muy fría. Mexicanos y españoles compartimos las mismas contradicciones.

La economía española es la décimo segunda del mundo. Pero el ingreso es muy desigual y si la macroeconomía flota, airosa, en la mar océano de la prosperidad, la microeconomía padece de una suerte de anemia perniciosa.

El español parado tiene derecho a una prestación: el seguro del desempleado: mínimo: mil 87 euros al mes; máximo, mil 398, según las cotizaciones a la seguridad social, número de personas dependientes, etcétera. Tampoco es por toda la vida: de cuatro a 24 meses. Pero qué diéramos en México por tener un seguro así.

Mayo fue un buen mes: se crearon 198 mil 320 empleos. Pero una tercera parte son por honorarios y horas trabajadas. A ese ritmo, tardarán dos años en garantizar plazas a toda la población económicamente activa. Pero, en fin, están tratando de resolver el problema, cosa que no podemos decir del gobierno mexicano en ninguno de sus tres niveles. Sin embargo, creo que el catalanismo es la espina más aguda en la senda de la Madre Patria. El hecho es que los catalanes, al igual que los vascos, no son españoles: tienen su propio idioma, su cultura y hasta su gastronomía.

El País Vasco está en paz, pero Cataluña hierve de descontento hacia Madrid. Lo peor es que Cataluyna, como la escriben ellos, es uno de los motores de la vida económica de España. Y, desde luego, dispone de población y recursos para regirse como una República o monarquía independiente. Felipe VI tendrá que buscar una solución política: es impensable el uso de la fuerza.

Luego está el enfriamiento con Washington. Los gringos se enojaron porque España retiró sus tropas de Irak. Madrid tiene la razón: Irak no es Afganistán y nada se les perdió a los iberos en Bagdad. Pero los gringos son los gringos: no quieren aliados, sino cipayos. Como sea, considero que el Borbón y Obama podrán fácilmente resolver este asunto. Felipe VI tiene inteligencia, preparación y carisma. Su boda con una periodista divorciada ajena al estamento de sangre azul le ganó muchas simpatías. Y la especialidad del próximo rey de España es, precisamente, el campo de las relaciones internacionales: tiene un doctorado. Los gringos lo aceptarán: habla un inglés perfecto y durante una temporada estudió en la Universidad de Georgetown, el Coyoacán de Washington.

Hay muchas nubes en el horizonte, pero todo indica que el joven Felipe será un buen navegante.

Pie de página
Si México no alcanza, de aquí al 2018, una tasa de crecimiento del cinco al seis por ciento, el mundo calificará de fallido al gobierno de Enrique Peña Nieto, escribe The Economist. La prestigiada revista agrega que, en caso de un fracaso económico, EPN no podrá imponer como sucesor a Luis Videgaray.

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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