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1595 6 Junio 2014

 

Agentes cristianos en Guadalupe
Hugo L. del Río

Monterrey.- En verdad, yo tenía a César Garza en otro concepto. Lo comencé a ver, tal y como creo que es, cuando ratificó al siniestro coronel Sanmiguel como jefe de la azulada. Luego, hizo más estrecha su relación con Ismael Flores, al punto que el cetemista gobierna Ciudad Guadalupe al alimón con el del PRI. De Sanmiguel, lo menos que puedo decir es que Pinochet lo hubiera considerado un excelente comandante de gendarmes. Presumen, César Garza y el militar, de su policía de proximidad y de que sus agentes son “cristianos”.

Hace días, un grupo de jóvenes activistas sociales, encabezados por Rocío Mabé Montalvo, acudieron a dar apoyo moral a la señora Mary Contreras, despedida sin indemnización por César Garza. Contreras improvisó una carpa frente al palacio municipal y se declaró en huelga de hambre. En cuanto llegaron los muchachos –acompañados por un reportero de la Prensa escrita, camarógrafos de un canal de TV y un observador de Derechos Humanos– los agentes “cristianos” de proximidad se les echaron encima y, pese a que los chavales de uno y otro sexo estaban sentados en la banqueta, arremetieron contra ellos a golpes y patadas –los animales tienen patas, no pies– al tiempo que los insultaban. A las chicas les decían: “vas a ver lo que te voy a hacer en la celda, hija de tu puta madre”, al tiempo que las manoseaban.

Para reforzar al destacamento de la infamia llegaron mujeres guardias. Esgrimían garrotes y toletes y las hembras de placa y uniforme, supongo que “devotas cristianas”, les gritaban a las chicas: “te voy a partir toda tu puta madre”. Le quitaron la cámara al de Derechos Humanos, y como Montalvo protestó, uno de los “cristianos” de Sanmiguel le espetó: “tú no tienes ningún derecho”. Llevaron a todos a la barandilla, donde Sanmiguel los fulminó con la mirada. El agente del Ministerio Público se hizo como que le hablaban las once mil vírgenes: le valió un adarme todo el episodio de abuso y represión. Todo esto frente al palacio municipal.

Finalmente, César Garza se dio por enterado –seguro que pesó en su decisión la presencia de los reporteros– y envió un emisario. Qué pena, disculpas por aquí, disculpas por allá. El edil no envió árnica ni alcohol ni nada para los golpeados, pero los invitó a almorzar. Habráse visto. Primero los manda apalear y luego les ofrece machaca con tortillas de harina. Los polizontes se decepcionaron: de cárcel y aquellito, nada. Quedó en vana amenaza eso de “vas a ver lo que te voy a hacer en la celda”.

César Garza le ofreció 150 mil pesos a doña Mary Contreras para que levantara su protesta y se fuera. La señora tuvo que aceptar: en su casa no comen caviar ni langosta. Virgen de los Siete Puñales: tuvo que darse toda esta exhibición de barbarie y escándalo para que el señor presidente municipal finalmente aceptara hacerle justicia a la protestataria. Ya saben: si van a hacer alguna manifestación en Ciudad Guadalupe asegúrense de que los acompaña la Prensa.

Por lo demás Minerva, la Lady Macbeth de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, no dio a conocer ningún comentario. Cómo lo iba a hacer si lo suyo es la grilla. Esta es la administración de César Garza: gobernar es reprimir. Por lo que toca a los “cristianos” de Sanmiguel, sospecho que no han leído a Dante. El florentino escribió estas líneas como si se las dedicara: “¿por qué engalláis la frente envanecidos, si no sois más que informes lombricillas?”

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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