Un periódico en su salsa
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- En torno de una mesa de cantina, regocijadamente departían tres alegres bohemios. Eran periodistas y escuchaban música salsa. Entonces salió la noticia reciente del alcalde que denunció un periódico local por gastar más de lo debido en publicitar su municipio.

La noticia circuló varios días acompañada de comentarios de lectores. El chisme ocupó primeras planas de locales y se pasó, como era de esperarse, a las redes sociales. Los adversarios de este político (¿cuál de ellos no los tiene?, ¿cuál de ellos merecería no tenerlos?) se frotaron las manos.

Entonces surgió de las bocinas del local la voz del “cantante de los cantantes”, el salsero mayor, el solista de orquestas tropicales que con 8 discos se encumbró a la fama, el gran Héctor Lavoe, muerto hace exactamente 20 años.

Y resulta que Héctor Lavoe entonó sin querer para los tres periodistas uno de sus más grandes éxitos, nacido de una vida repleta de tristezas y enfermo por una sensibilidad muy suya, a flor de piel: “Periódico de ayer”.

Para quien no sea aficionado a la música salsa, le diré que esta canción concentra una elegancia suprema y la letra se refiere a una decepción amorosa: “Tu amor es un periódico de ayer / que nadie más procura ya leer / sensacional cuando salió en la madrugada / a mediodía ya noticia confirmada / y en la tarde materia olvidada”.

Fue curioso que los tres periodista no atendieran esa tarde el pregón de Héctor Lavoe, cantando para todos y para nadie. Pero uno de ellos, el más agudo, el “periodista de los periodistas”, el hombre de prensa mayor, formuló una pregunta: ¿y si en vez de gastar en spots promocionales este político hubiese comprado desplegados en el mismo periódico que le pegó? ¿El medio se hubiera autodenunciado? ¿Existe algún periódico que haya acusado a un político por gastar en anuncios publicados en sus páginas?

Y sentencia Héctor Lavoe en “Periódico de ayer”: “Analiza tu historia / y así podrás comprender.”

Canta para la eternidad el entrañable Héctor Lavoe, que nunca fue político ni periodista, sino nuestro che-ché hermano, y que a lo mejor por eso mismo tantos lo recordamos tanto.