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1614 3 Julio 2014

 

Diagnóstico de las Asociaciones Público-Privadas
Alejandro Heredia

Monterrey.- Conforme se ha desenvuelto el sector público tradicional, la construcción y operación de obras de infraestructura, así como de los servicios públicos, corresponde al Estado (con mayúscula) prestar atención en la indeclinable responsabilidad de ocuparse de la planeación y feliz funcionamiento de las obras públicas. Sin embargo, diversos factores como la liberalización de la economía, la corriente del nuevo institucionalismo en la administración pública, y el adelgazamiento de las responsabilidades económicas del Estado, han contribuido a la instrumentalización de esquemas de obras donde la iniciativa privada tenga participación protagónica.

El libro Economía de las asociaciones público-privadas. Una guía básica, nos brinda la serie de características que constituyen las asociaciones público-privadas (APP), tanto desde el punto de vista financiero y legal, las experiencias de las APP en países como Argentina, Chile, México, Reino Unido, China y Colombia; al igual de los factores que inciden a lo largo de la vida del contrato.

Los autores señalan que las APP “son contratos de largo plazo entre el Estado y un privado, que combinan en una sola empresa el financiamiento, la construcción, la operación y el mantenimiento de un proyecto que provee servicios públicos”. Esto viene a ser una especie de súper contrato de concesión o permiso.

Las ventajas que se le atribuyen a tales contratos de asociación público-privada consisten en que existen mayores incentivos para la eficiencia del gasto en el proyecto. Sin embargo, las renegociaciones que se llevan a cabo a lo largo de la vida de un contrato se ha observado que incrementan el costo del mismo.

El texto señala que la tradicional inversión pública es defectuosa en cuanto que la selección de proyectos es deficiente, como también hay un descuido en el mantenimiento de la infraestructura, con políticas de precios ineficientes, aderezado por una excesiva reglamentación, la sempiterna corrupción y un mal diseño institucional, además de estar sujeta a las renegociaciones de contrato, los cuales lo hacen más costoso.

No obstante, estos argumentos que se pudieran considerar convincentes, cuando se tocan las virtudes de las inversiones público-privadas se caen en las mismas situaciones que se supone se pretenden erradicar. Esto es mucho más gráfico en el tema del balance fiscal donde “a menudo, los gobiernos promueven las APP argumentando que liberan recursos fiscales, que se pueden redestinar a programas socialmente atractivos pero con baja rentabilidad privada. Alternativamente, las APP permitirían disponer de infraestructura sin necesidad de aumentar los impuestos o el endeudamiento”.

Sin embargo, esto ha sido desmentido en muchas ocasiones, como cuando “el semanario The Economist describió a las APP de la siguiente manera: los cínicos sospechan que el gobierno está entusiasmado con las asociaciones, no por las eficiencias que supuestamente ofrece, sino porque le permiten a los ministros llevar a cabo un útil truco de contabilidad”.

Las experiencias vividas en los casos de estudio propuestos por el libro, demuestran que en sectores sensibles como la educación o la salud, la instauración de las APP no han dado buenos resultados en el Reino Unido. En otros países donde las inversiones se han focalizado en carreteras, puentes y demás obras, se han tenido resultados marginales en cuanto a la eficiencia de la operación, y en ciertos casos, ha sido necesario el rescate financiero del Estado (Chile, Colombia, China o México, presentan casos paradigmáticos).
La aventura de las asociaciones público-privadas implica no solamente una ingeniería financiera privada, donde cada paso del proyecto es sujeto a nuevos apalancamientos y renegociación de costos con el Estado; sino también trae consigo el entendimiento adecuado con la población, en cuanto a políticas que generen gobernanza.

Hay que recordar que apenas el sexenio pasado se elaboró el marco legal de las APP, tanto a nivel federal como local, a pesar de que vienen realizándose tales inversiones desde los años ochenta; aunque algunos podrían considerar que desde la época porfiriana se empezaron tales esquemas (por ejemplo, las inversiones realizadas por compañías de diferentes nacionalidades: en petróleo, ferrocarriles y en la introducción de agua potable en ciudades como Monterrey).

La fiebre de las asociaciones público-privadas experimentada en Nuevo León (Torre administrativa, Ecovía, Línea 2 del metro, etcétera) pone de manifiesto el necesario análisis que debe realizarse de los alcances de tales inversiones, así como de aminorar los impactos sobre el presupuesto del Estado, que se dejarán sentir en un futuro no muy lejano.

Economía de las asociaciones público-privadas. Una guía básica, Eduardo Engel, Ronald Fischer, Alexander Galetovic, México: FCE, 2014.

 

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