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1617 8 Julio 2014

 

La reforma de telecom y Julian Assange
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- Vivimos una sociedad de la transparencia que pone nerviosos a los gobiernos. La reforma de telecomunicaciones en México ha dejado evidente el temor del Estado a exhibirse abiertamente, en libertad: prefiere mantener una legislación turbia, con lagunas legales que favorezcan a los grandes monopolios mediáticos, a liberar y democratizar la información. Prefiere el artilugio legaloide de la preponderancia definida por sector y no por servicio.   

El miedo de los gobiernos a ser delatados en tiempo real por el periodismo ciudadano no es antiguo.

Comenzó simbólicamente hace un par de años con Wikileaks. De ahí que los medios condenen a su creador, Julian Assange, por publicar sin filtro ni criterios este tipo de documentos confidenciales, cuando en vez de sus diatribas deberían agradecer la tan saludable fluidez de fuentes informativas.

Muchos medios de comunicación de todos los confines del mundo han denunciado a Wikileaks por su “mala acción” de poner en riesgo la geopolítica y las relaciones internacionales. ¿Pero qué reportero no habría publicado estos papeles si un día le cayeran en las manos?

Lo evidente en este caso es que los Estados Unidos no dejarán nunca en paz a Julian Assange ni a Wikileaks y que en México nunca se democratizarán las telecomunicaciones. Y así se mantendrá el único comercio que sí funciona en México: la venta de espacios televisivos y radiofónicos para hacer ganar candidaturas políticas.

Como recordarán los lectores, a Julian Assange le inventaron un delito de violación y terminaron por acorralarlo desde junio de 2012 en la Embajada de Ecuador en Londres, en espera de un salvoconducto del Gobierno Británico para que pueda viajar en calidad de refugiado. Obvio decir que tal salvoconducto nunca llegará.

Finalmente, tras sucesivas filtraciones de más documentos secretos, EUA cortó las posibles fuentes de financiamiento de Wikileaks hasta dejarlo en ceros y ordenó a PayPal, MasterCard y Visa que no aceptaran más donativos particulares dirigidos a este gestor de información. Un intento exitoso de estrangulación financiera que demuestra la complicidad entre el poder político y el mediático.

Por eso no es raro que estas empresas privadas se presten a colaborar con las medidas arbitrarias y represivas de EUA y de los demás gobiernos como el mexicano.

Ya se ve la necedad ilusa de Julian Assange y de Wikileaks para transparentar lo que tiene lugar en la oscuridad más impune del Estado. ¿Cuándo los ciudadanos de nuestras supuestas sociedades democráticas y abiertas podremos supervisar hasta el último rincón a nuestros gobiernos?

¿Quién es realmente la amenaza para la civilización, Julian Assange o la tradicional manipulación de los espacios informativos por parte de los gobiernos y de las grandes empresas de telecomunicaciones?

 

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