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1624 17 Julio 2014

 

¿Se irá a penales la reforma?
Alejandro Heredia

Monterrey.- El ánimo reformador del ejecutivo federal, expresado en el alud de reformas constitucionales y de carácter reglamentario, hasta el momento no ha incidido en la mejoría económica de la mayoría de los mexicanos, ni favorecido la actividad empresarial. De acuerdo a CNN-Expansión, de las diez empresas con más ventas, solamente 3 (Fomento Económico Mexicano, Cemex y Grupo Bimbo) cerraron el año 2013 con utilidades netas.

Los salarios de los trabajadores siguen siendo de los menos remuneradores de la región y el proceso inflacionario no amaina, dada la política de incremento gradual de los precios de los combustibles.

A pesar del escenario negativo, el gobierno de Enrique Peña afirma sin asomos de duda sobre la necesidad de llevar a buen puerto la última de las reformas. Se sabe que el tema energético siempre ha constituido un tópico sensible en la opinión pública nacional, además de constituir uno de los baluartes de la idea de soberanía económica. Sin embargo, en grado superlativo las fuerzas se han alineado para el ataque definitivo, donde casi se garantiza la inoperancia de la oposición en el rechazo a la reforma y el planteamiento de un modelo que persiga el bien común de los mexicanos.

La carnada luce apetitosa para los depredadores. No solamente se trata de los nuevos esquemas de participación privada en la exploración y explotación de mantos petrolíferos, sino de la distribución de la gasolina y su venta al consumidor final. La cereza en el pastel sería la aparición de gasolineras que expendan combustible bajo el nombre de Texaco, Exxon-Mobil o Shell.

Además del tema fiscal de la ubre energética, también se destacan los relacionados con la reglamentación de la extracción del gas tipo shale o esquisto, una reglamentación que impida la corrupción de altos funcionarios y de los trabajadores de PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad, como también un mecanismo de toma de decisiones eficaces por la Comisión Nacional Energética.

Empero, como apunta Luis Rubio (El Norte, 6 de julio de 2014), al igual de como ocurriera hace 30 años, la apertura se realiza apresurada y sobre las rodillas, sin dar espacio a un proceso de transición donde tanto los organismos reguladores como las empresas nacionales se capaciten adecuadamente para competir de forma plena. Según Rubio, “seguimos en la lógica del clientelismo, la influencia, el control y la corrupción”. En el caso descrito, Luis Rubio se refería a la reciente reforma en telecomunicaciones, donde nadie garantiza que será diferente en la energética.

 

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