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1627 22 Julio 2014

 

Monterrey contaminado
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- A principios del mes de mayo de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos dio la noticia de que los regiomontanos respiramos el aire más contaminado de la República Mexicana. El informe del organismo mundial, con base en una investigación de la calidad del aire en mil 600 ciudades, durante el año del 2013 (500 ciudades más que en el anterior recuento, realizado en el 2011), revela que Monterrey es la ciudad más contaminada en el país, ya que respiramos aire con 36 microgramos de PM 2.5 por metro cúbico.

Aunque hay otras ochos ciudades mexicanas (Toluca, Distrito Federal, Puebla, Salamanca, León, Irapuato, Silao y Guadalajara) en el conteo de la OMS de las más contaminadas, debemos admitir que ninguna llega a los niveles que reportan urbes como Nueva Delhi, India, (153 microgramos de PM 2.5 por metro cúbico) o Lima, Perú, (58 microgramos de PM 2.5 por metro cúbico).

Según la OMS, las Partículas Menores a 2.5 son micro-partículas o polvos finos que permanecen en el aire más tiempo (durante días o semanas), son las que viajan más lejos en través de la atmósfera y son las que los tapabocas normales no evitan absorberlas por las vías respiratorias.

Dichas micro-partículas son las causantes de los problemas de salud respiratorios, principalmente en los pulmones, porque penetran más profundamente y por estar compuestas de elementos que son más tóxicos (como metales pesados y partes orgánicas) pueden llegar a causar cáncer de pulmón y ponen a las personas en situación de riesgo adicional de otros problemas de salud, como derrames cerebrales o males cardiacos.

A nivel mundial, según datos divulgados por la OMS en abril del 2014, se estima que la contaminación del aire fue la responsable de la muerte, de al menos 3.7 millones de personas menores de 60 años.

A nivel estatal, según un estudio reciente elaborador por el gobierno nuevoleonés, la contaminación ocasiona cada año la muerte de al menos 540 personas.

Los automóviles, las fábricas, los fraccionamientos, las construcciones, entre otras fuentes, generan más 800 mil toneladas anuales de contaminantes que ensucian el aire con las PM 10 y las PM 2.5, tales como polvos, cenizas, hollín, polen y emisiones de vehículos de diésel y de la industria cementera.

Entre los contaminantes figura el monóxido de carbono, generado por la combustión deficiente del gas, gasolina, keroseno, carbón, petróleo y madera, así como los compuestos orgánicos volátiles, los cuales se liberan por la quema de combustibles como gasolina, madera, carbón y gas natural. Además, el dióxido de nitrógeno, que se forma en la combustión a altas temperaturas en los vehículos automotores y en las plantas eléctricas, así también el dióxido de azufre, que se utiliza en la industria alimenticia como conservador y antioxidante.

Por todo ello, hemos de reconocer que la contaminación del aire en nuestra ciudad es cada vez peor, a pesar de los esfuerzos gubernamentales para respirar un aire limpio. Las grandes mayorías de la población nos hemos acostumbrado a ver a Monterrey envuelto en una masa de aire tan densa y sucia, que nuestros horizontes montañosos muchas veces nos empiezan a resultar invisibles.

Lo cuestionable del caso es que para las actuales autoridades responsables en materia de salud pública y medio ambiente, así como para los activistas de los grupos ambientalistas, ya no sea una novedad que la OMS nos diga que vivimos en la ciudad contaminada.

Simplemente se nos dice que van a revisar los resultados del programa ‘Proaire’, el cual es aplicado desde finales de la década de los ‘90; que van a realizar nuevos estudios sobre la calidad del aire que respiramos y que los tres niveles de gobierno se comprometen a coordinarse y emprender una variedad acciones. Sin embargo, vemos que nunca se ha tomado la decisión retirara las ‘pedreras’ del área metropolitana en forma definitiva, por citar un ejemplo.

Estar conscientes de la contaminación del aire que respiramos implica reconocer que es un problema de todos y resolverlo con base en todas sus causas y sus efectos, con planes urbanos y obras viales estratégicas, con un manejo y control sustentable de la industria y del automóvil, pero sobre todo con acciones decididas en materia de educación ambiental y forestación masiva en casas, calles, avenidas, plazas, parques y jardines, así como proseguir con la ampliación del Metro y modernizar el transporte público.

 

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