La Tuta, Vallejo y el hijo desobediente
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- En el otoño del 2011, un grupo de consultores fuimos a levantar encuestas a Michoacán. La misión consistía en conocer la tendencia de voto en las elecciones de gobernador. Desde entonces corría el rumor de que el candidato del PRI, Fausto Vallejo, estaba enfermo y tenía nexos con el crimen organizado, en especial con La Tuta.

Punteaba “Cocoa” Calderón y cuando la entrevistamos esgrimió dos argumentos para pronosticar su victoria: a sus mítines asistía cada vez más gente y su contrincante, Fausto Vallejo, se veía cada vez más débil física y moralmente.

Irónicamente, el problema para “Cocoa” era también su principal ventaja electoral: su hermano Felipe Calderón, entonces Presidente de México, le destinaba millones de pesos a su campaña, lo que convertía a esa contienda en una “elección de Estado”.

Aprovechando una cena en Morelia con el entonces dirigente priista Humberto Moreira, le solté a bocajarro la pregunta obligada: ¿está muy enfermo Fausto Vallejo?

Humberto respondió que sí. Pero dejó entrever que su enfermedad más grave era de índole moral: sus nexos con personajes controvertidos lo volvían blanco fácil para el PAN. En realidad ni el mismo Moreira tenía clara la situación real: el comité de campaña de Vallejo lo había acusado de desatender la campaña estatal y las relaciones entre ambos no eran cordiales.

Moreira decidió instalarse de tiempo completo en Morelia las últimas dos semanas de campaña para estar al pendiente de los manejos financieros del hijo de Vallejo, que por todos sabido era el enlace de su padre con La Tuta.

Finalmente Vallejo ganó por amplio margen la elección del 13 de noviembre de aquel año y el rumor de su mala salud se disipó. También se olvidó por un tiempo sus turbias relaciones con el narco. Sin embargo, recuerdo un hecho revelador: la declaración de su victoria en su comité de campaña fue rapidita, como para cumplir apenas con el trámite formal. Ahora se entiende por qué.