Combatir la trata
Irma Alma Ochoa Treviño

Monterrey.- Por su clandestinidad puede pasar inadvertido, pero existe. Lo prueban más de 2.5 millones de personas en el mundo, víctimas de las diferentes modalidades de trata. Saber de una persona en situación de trata es doloroso, reconocer que esta cifra alcanza la mitad de la población de Nuevo León, oprime el corazón de cualquiera. Más desalentador es que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD, por sus siglas en inglés) calcula que detrás de cada víctima identificada hay otras 20 que no han sido reconocidas.

La ONUDD reporta que el 79% de las víctimas son del género femenino y 21% masculino. Al desagregar obtenemos: 66% mujeres y 13% niñas; 12% hombres y 9% niños. También especifica que 79% son víctimas de explotación sexual, 18% víctimas de trabajo forzoso y 3% de otras formas de explotación . Destaca que 16 países, principalmente en África y Medio Oriente, están relacionados con la trata con fines de extracción de órganos. En cambio los tratantes en su mayoría son hombres.

¿De dónde proceden las víctimas?, ¿quiénes son?, ¿cuántas víctimas de trata están en los listados de las personas desaparecidas?, ¿cuándo son rescatadas cada mes, cada año?, ¿recuperarán su libertad?, ¿se les hará justicia?, ¿se aprehenderá y sancionará a sus tratantes?, ¿quién compra servicios sexuales de niñas y niños explotados?, ¿quién esclaviza?, ¿tiene escrúpulos quien adquiere órganos ilegales? La dimensión del problema es para ponerse a llorar de impotencia.

Del otro lado de la moneda, los criminales tañen campanas al vuelo pues al explotar a seres humanos se embolsan 32 mil millones de dólares al año en el mundo. Es el segundo ilícito más rentable. El dinero pasa de la cartera del comprador al bolsillo del tratante sin tocar las ventanillas hacendarias y, al parecer, cruza con facilidad las fronteras, incluso aquéllas selladas para niñas y niños centro-americanos y mexicanos que migran sin acompañante.

La trata es un crimen global del que ningún país está libre de culpa. En 198 países comercian seres humanos, personas con sangre en las venas, con vida propia y sueños por realizar antes de ser atrapadas en las trampas de la trata. A las víctimas las trasladan de sus lugares de origen a otros distantes, aislándolas de sus contactos familiares y sociales para explotarlas.

En los extremos de la cadena criminal están dos países miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: Rusia y Estados Unidos. Rusia es, actualmente, el país donde la moderna esclavitud ha hecho su madriguera, en él se capta un gran número de víctimas. En la otra punta está Estados Unidos de América, destino principal de las víctimas de trata, en donde se apoderan de las vidas, la salud, los sueños y la libertad de mujeres, hombres, niñas y niños víctimas. México es país de captación, traslado y destino.

Considerar a un ser humano como mercancía de cambio se ejerce desde tiempos remotos. Varios años de la vida de José El Soñador, transcurrieron en calidad de esclavo laboral. El Génesis narra como el hijo dilecto de Jacob, fue vendido por sus envidiosos hermanos a una caravana de mercaderes que se dirigía a Egipto.

En La Historia de la Nueva España escrita por Bernal Díaz del Castillo, el narrador consigna parte de la biografía de Malintzin bautizada más tarde como Doña Marina, quien fue regalada junto con otras 19 mujeres. “…y Cortés las repartió a cada capitán la suya, e como doña Marina era de buen parecer y entremetida y desenvuelta, dio a Alonso Hernández Puertocarrero”

En esta crónica encontramos elementos que conforman las conductas delictivas de la trata de personas: captación: la madre y el padrastro entregan a Malintzin a los indios de Xicalango; enganche y traslado: éstos la toman y llevan a Tabasco; transferencia: los nativos de Xicalango la entregan a los señores de Tabasco; recepción: los de Tabasco la reciben y enseguida la obsequian a Hernán Cortés; entrega: Cortés, a su vez la da a Alonso Hernández Puertocarrero. Luego Cortés toma a doña Marina como su mujer y procrea un hijo (Martín); cuando ha servido a sus propósitos la casa con Juan Jaramillo.

En la época de Malintzin no existían las leyes que hoy enriquecen muchas bibliotecas. Se ha avanzado en la legislación, aún falta que los derechos y las garantías constitucionales sean una realidad. La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, publicada el 14 de junio de 2012, define la trata de personas y establece sanciones para quien la comete. Curiosamente son muy pocos los criminales que residen en las cárceles juzgados por este delito.

Según la Ley, explotación de una persona hace referencia a esclavitud, condición de siervo, prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, explotación laboral, trabajo o servicios forzados, mendicidad forzosa, utilización de personas menores de dieciocho años en actividades delictivas, adopción ilegal de persona menor de dieciocho años (tales como las ilícitas adopciones realizadas por la señora Rosa Verduzco), y matrimonio forzoso o servil (practicado en algunas comunidades indígenas).

Ante la necesidad de crear mayor conciencia de la situación de las víctimas de la trata de personas, para promover y proteger sus derechos, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) designó el día 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata de Personas, a celebrarse a partir del 2014.

En tanto, la ONUDD declaró que la lucha contra la trata de personas es responsabilidad no sólo de las autoridades sino de toda la sociedad en su conjunto. Para combatir este delito recomienda: ser conscientes de que el problema existe y asegurarnos que la situación de las víctimas no pase inadvertida. Además mantenernos alertas, o difundir información sobre la trata en la comunidad, o adherirnos a la Campaña Corazón Azul (www.unodc.org/blueheart), quizás podamos contribuir con el fondo fiduciario para víctimas de trata y al consumir bienes o contratar servicios actuar responsablemente, asegurándonos que éstos no estén ligados a algún tipo de explotación.