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1668 17 Septiembre 2014

 

 

La vida en las aulas de secundaria
José Ángel Pérez

Si bien la mayoría de las escuelas han permanecido inalteradas tras la llegada de las modernas tecnologías de la información y la comunicación, no puede afirmarse lo mismo respecto a la vida de los niños fuera de la escuela.
David Buckingham

Monterrey.- Me siento en un mesabanco situado en la parte trasera del aula para no interferir en el desarrollo de la clase. Después de tomar lista, el maestro pide a sus alumnos que abran el libro de texto en la página 28, tema: Movimiento Ondulatorio. El profesor lee y pide a los estudiantes que lo sigan en silencio.

Al final de cada párrafo explica lo leído e interroga a sus estudiantes para constatar si están entendiendo. -Bajo este método, el estudiante “se vuelve invisible” pues su rol es el de un simple receptor-.

Se observa que el empleo de un método expositivo para la enseñanza de la ciencia, con el libro de texto y el profesor como únicas fuentes de información, los procesos de enseñanza y aprendizaje se tornan aburridos, sin sentido y difíciles.

Las observaciones realizadas en las aulas de secundaria el ciclo escolar (2013-2014) y lo que va del presente, en escuelas públicas y privadas, nos indican que es urgente el establecimiento de un programa de formación integral de los profesores de ciencias en secundaria que abarque varios aspectos como:

  • El conocimiento de los temas básicos de ciencia.
  • El dominio de técnicas y estrategias de enseñanza y aprendizaje basados en el constructivismo y bajo un enfoque colaborativo.
  • El uso didáctico de materiales de enseñanza donde se conjugue lo tradicional con los materiales basados en las tecnologías de la información y la comunicación.

 

Con una tecnología educativa primitiva formada por el pizarrón y el libro de texto, la comunidad de aprendizaje queda reducida al profesor y los alumnos presentes en el aula; espacio físico, vertical, autoritario, cerrado e inamovible.

En  cambio, las TIC soportan comunidades en las que los estudiantes interactúan fuera de las aulas, estas comunidades son complejas y dinámicas e incluyen a miles de agentes y actores como escritores, editores, programadores, educadores, pero también entes superfluos y banales que no precisamente pretenden educar.

El mundo actual exige escuelas con profesores que desarrollen habilidades y actitudes indagatorias en los alumnos. Docentes que no abusen del método expositivo y que pasen el control de las actividades a pequeños grupos o estaciones de trabajo. El profesor ha de tener un rol más interesante que el de un expositor de clase, su función deberá consistir en asesorar permanentemente el desarrollo del trabajo de los estudiantes. En este quehacer, la tecnología digital es un excelente recurso por la aceptación que ésta tiene en los estudiantes y porque su uso eficiente e inteligente la convierte en una importante fuente y recurso de investigación, de cálculo, de visualización y de procesamiento de información.

No es posible educar e instruir a los ciudadanos de la segunda década del siglo XXI con recursos didácticos del siglo XX. El mundo de la informática, de la comunicación en línea, de la interactividad, de la interacción a distancia en tiempo real es el que interesa al estudiante.

Es el mundo que hay que regresar al aula porque nuestros alumnos se nos están yendo a buscarlo fuera de ella y la vida en las aulas no puede ni debe ser sustituida porque es el espacio que garantiza una formación integral del futuro ciudadano.

 

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