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1677 30 Septiembre 2014

 

 

Diálogo en el infierno
Jorge Gerardo Peredo

Monterrey.- En una cantina del Infierno se encontraban en acalorada tertulia varios célebres difuntos. Lucifer, el cantinero, vigilaba que la fiesta se llevara en paz. Uno de ellos, a quien llamaban Toño, sentenció con voz solemne:

–Amigos míos, yo mandé hacer el Himno Nacional. ¿Sabían que es el himno más bonito del mundo?

–¡Brincos dieras! ¿Quién te dijo?, eso nada más lo sabes tú. La Marsellesa es el número uno, además, baja tu pinche pata de palo de la mesa, baboso, –le interpeló Porfirio y agregó– ¿por qué no mejor nos cuentas de a cómo fue la mochada?

–¡Oh! La mochada mis amigos, cómo olvidarlo, mi pobre pierna mocha. Ocurrió cuando marché al frente del Ejército Nacional, a darles a los gringos una lección de estrategia militar. Hasta mis pies rodó un esférico. Me gritaron: “bolita, por favor”, y ¡pum!

–No te hagas el occiso –interpuso Maximiliano–, Porfirio te pregunta que de a cómo fue el moche; o sea, ¿cuánto te dieron por California, Nuevo México, Arizona y Texas?

–Pues mira, mi querido Max, me dieron mucho menos de lo que le dieron al Copetes por su chapopote.

– A ver, a ver, mis distinguidos –se adelantó a decir Lucifer– hablemos de cosas positivas, si no vamos a terminar como el rosario de Amozoc. Por ejemplo, tú, Agustín, fuiste emperador de México, ¿cómo lo entregaste y cómo lo ves ahora?

–Pues yo no lo entregué, me lo quitaron, sucede lo mismo ahora con los actuales emperadores. Ya que aprendieron a menear el abanico, viene otro y se los quita y ya saben... el que da y quita con...

–Ejem, ejem –carraspeó­ el chamuco.

–¡Exactamente! –interpuso Alvaro– ya ven lo que me hizo este pinche Plutarco envidioso. Yo sólo quería otro ratito.

–Qué ratito ni qué tus narices… te me querías salir del huacal, pero bueno…. ya pasó –sentenció Plutarco– ven y dame esa mano, que tantos favores me hizo.

Álvaro le entrega un frasco y se voltea de lado haciendo pucheros, ante la mirada complacida de Lucifer, quien los invita a continuar con el debate.
En eso, aparece el arcángel San Miguel, investido de armadura y espada refulgente. Saca de entre sus alas una libreta taquigráfica, pide una pluma, nadie lo pela, arranca una de entre sus alas y sentencia:

–El Comandante en Jefe quiere tener una definición de los que es para ustedes México. Así que empezamos por ti, Lázaro:

–México es un país soberano, colmado de recursos naturales: oro, plata, petróleo, bosques, tierra pródiga –se escuchan algunos aplausos.

–Benito

–México es un país laico –la rechifla no se hace esperar.

–Maximiliano

–México es un pueblo besa manos, caravanero, obsequioso, plebeyo y servicial, con excepción del indio prieto ese que acaba de hablar. Murmullos

–Venustiano.

–México es un país regido por una Constitución –risas y carcajadas.

– Santana.

– México es un gallo tapado, un albur, una ruleta –los sombreros saltaron, en medio de gritos y aplausos.

–Carlos.

–México es una minita de oro.

Con excepción de Benito y Lázaro, todos rompieron en un júbilo exultante.
Entonces San Miguel se da cuenta de que allí había gato encerrado. Y señalando con su espada flamígera a Carlos le interpela:

–Y tú, ¿qué haces aquí, si no te has muerto?

–Bueno, en realidad sí estoy muerto, pero de risa, de ver lo fácil que ha sido manejar a los títeres y dejar boquiabiertos a los mexicanitos. Además, algunos me califican de demonio y bueno... pues vine a ver si podemos expropiar algo por aquí.

Ya han tenido tiempo suficiente para opinar, dijo el arcángel, ahora escuchemos a los mexicanos que aún no mueren de hambre, de terremoto, de inundación, de cuchilladas, o fusilados por el ejército.

Ahí veo en Sonora a una madre mexicana. ¿Qué es para ti México?

–Un lugar donde mis hijos corren peligro de ser rostizados impunemente.

Y el arcángel volvió a hablar:

–¿Qué opina de su patria un indocumentado?

–México es la tierra de mis ancestros, donde ya no puedo vivir, pero donde quiero morir.

–¿Y un campesino?

–México ya no es, me lo arrebataron a punta de pistola.

¿Y un niño, qué piensa un niño que es México?

–Pues que México es Peña Nieto... ¿no?

 

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