Déjame

No sé a qué hora
puedo empezar a decir
que se está acabando el día
pero regresando a mis pensamientos
donde te encuentro más frecuentemente
que en ninguna otra parte
déjame desearte
déjame repetir tu nombre
dejarme cerrar los ojos
y extrañarte vida mía
y en esa imagen recorrerte poco a poco
y sujetarte dulcemente a ese espacio
donde el propietario es el amor
ese que me enseñó a quererte sin abismos
sin coartadas
sin un fetiche o amuleto
sin el escueto cuestionario del temor
sin fusil ni resistencia
sin el vaivén de la sospecha
sin los contagios de otra gente
sin el recelo de la duda
en la pura convicción que te amo tanto
y en la certeza de saber que me amas tú.

Maricela de la Toba