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1707 11 Noviembre 2014

 

 

Derechos prenatales
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Con base en la iniciativa presidencial preferente, fue aprobada la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Ahora sólo queda que sea publicada en el Diario Oficial de la Federación, para que cobre vigencia legal.

Como lo señalamos en nuestra colaboración de septiembre, se trata de la derogación de la Ley promulgada por el presidente Zedillo en el 2000, siendo la nueva Ley un modesto avance en la materia, al no incluir la protección de derechos de la niñez desde la etapa prenatal; es decir, la vida intrauterina del feto o los derechos de la madre durante el embarazo. Además, se quedó corta al no incluir la responsabilidad del Estado para garantizar la educación inicial, la cual comprende los tres primeros años de vida.

El garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes sigue siendo un tema pendiente de nuestra agenda social.

Sin embargo, reconocemos los avances de la nueva Ley, al incorporar el tema en el Sistema Educativo Nacional, lo cual es relevante, ya que constituye un mecanismo para que los menores gocen de sus derechos sin los atavismos de la discriminación o de la marginación, para que abran las puertas de la inclusión, de la equidad, de la solidaridad y de la justicia social.

Valoramos que la nueva Ley contemple los derechos inalienables e imprescriptibles para el desarrollo integral de la infancia, como la observancia del derecho a una vida digna y que atendiendo al principio de la transversalidad, incluya los derechos universales a la vivienda, la alimentación, la salud, la educación, la recreación, la seguridad y la protección contra la discriminación, la violencia, la explotación laboral y sexual.

A pesar de estos avances, consideramos que la nueva Ley todavía es limitada, al no contemplar la protección de los derechos del bebé desde la etapa prenatal, donde la madre gestante sea objeto de una atención en forma integral durante este período y cuente con la información que le permita tener un embarazo y parto saludable y, por lo tanto, un bebé sano al nacer.

Los temas del cuidado adecuado del bebé y de la nutrición en la primera infancia son básicos. Está de por medio la formación del cerebro, cuyo desarrollo alcanza el 90% de su capacidad hasta los 3-tres años de edad. Si en esta etapa de la vida no hay una nutrición adecuada, un estado de salud bueno, estímulos, cuidados y un ambiente de crianza que impacte positivamente en el desarrollo de las cualidades psíquicas, físicas, sociales y emocionales de los infantes, se le predestina a riesgos futuros en la escolaridad, en la familia y en la sociedad.

La Ley es única por su contenido y alcance. Pero, hay que aceptar que los temas pendientes pueden ser incorporados en un futuro.

Lo cierto es que la nueva Ley tiende a ser una herramienta pensada en dejar atrás las políticas proteccionistas, buscando retomar las riendas en materia de garantías sociales para los menores a través del Estado.

Las actuales condiciones de nuestro país no dejan de señalarnos la urgencia de trabajar aún más para mejorar el texto de la Ley, ya que es omisa en determinar las formas para dar cumplimiento a tareas específicas y concretas.

La Ley no deja de ser asistencialista y dista mucho de poder cubrir los estándares sugeridos por los organismos internacionales en materia de derechos infantiles, para el adecuado tratamiento de cuidados alternativos, como lo es el fortalecimiento familiar y el robustecimiento de los sistemas de adopción, entre otros.

Hace falta además precisar otros temas, como homologar una base de datos con la información exacta respecto de los censos sobre niñas y niños que padecen alguna discapacidad; no sólo por el afán de estipular la responsabilidad total en una sola dependencia, sino más bien por ser lo más conveniente para conocer con detalle el tipo de discapacidad, sus datos generales e, incluso, su ubicación en caso de necesitar ser auxiliados.

Es una responsabilidad del Estado que en México se respete la vida de cada ser humano, sin excepción alguna.

En la medida en que protejamos y cuidemos de la mejor manera nuestras a niñas, niños y adolescentes, estaremos cuidando, protegiendo y construyendo el futuro que todos queremos para nuestro país.

 

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