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1729 11 Diciembre 2014

 

 

El estigma de ser emprendedor
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Todo emprendedor es un ciudadano que se la juega: pone en riesgo su patrimonio en una apuesta cuyos beneficios nunca son totalmente predecibles.

Pero en México, la imagen que se tiene de un emprendedor es el de un oportunista, un aprovechado, un vivales que, si lo dejan en plena libertad, abusará de sus empleados y de los consumidores. Si el negocio que monta resulta exitoso se debe a que es un evasor fiscal, a que paga sueldos miserables y a que vende productos y servicios caros y mediocres. La desconfianza es absoluta.

La mayoría de la sociedad mexicana asume con naturalidad (es decir, como si no le importara), que el gobierno te haga perder tiempo como emprendedor con mil y un papeleos, trabas, moches, costos burocráticos y regulación excesiva. ¿Quieres ser emprendedor? Jódete. ¡Quién te manda no ser burócrata! En Alemania la ley obliga al gobierno a dar de alta a cualquier nueva empresa que lo solicite en un plazo máximo de dos días. En cambio, ¿cuánto tarda el gobierno mexicano en hacer lo mismo?

Otro problema en México consiste en que todo lo vemos como estatistas sin remedio. Incluyo los artículos de prensa y las pláticas de cantina. Cualquier análisis económico se lee en términos políticos. No nos quitamos los anteojos gubernamentales. Si señalo que la Secretaría de Economía destina “paquetes de estímulos empresariales” que nadie entiende, con convocatorias enredadas y beneficios sólo para unos cuantos, me acusarán de criticar a Ildefonso Guajardo.

Si opino que las despensas y los subsidios a la “clientela electoral” terminarán por empobrecer aún más a las clases medias y a la larga, son un signo de decadencia general, llevándose de encuentro a los pobres, me acusarán de estar en contra de Peña Nieto. No hay para donde hacerse.

En el fondo, el verdadero problema en nuestro país no tiene nombre y apellido. El asunto realmente grave en México, Colombia o Brasil, tan grave como la corrupción, consiste en que el número de emprendedores es escandalosamente inferior al registrado en cualquier país de Europa. Así que pensemos menos en el gobierno (que en muchos sentidos no tiene remedio) y más en proyectos emprendedores. Ya se verá que, tarde o temprano, las cosas cambiarán para bien de todos.  

 

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