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1729 11 Diciembre 2014

 

 

Más antidemocracia y centralismo
Gerson Gómez

 

Monterrey.- Al fondo del salón Canada, en Cintermex, el militante de Morena pasea ondeando lleno de orgullo, entre las filas, su bandera de la comunidad LGBT. Las sillas, como soldados mudos, dispuestos de diez por veinte, para 400 personas, esperan ser cubiertas por los integrantes del incipiente partido político.

Han preparado dos secciones. Una principal, apenas delimitada con cintas, para los notables. La segunda, la parte general, donde nos encontramos la mayoría que por aquí deambulamos.

Las mujeres de Morena, colocadas en la primera sección, visten de riguroso negro. Como si estuvieran aproximándose a un evento funeral.

Desde el micrófono, apenas pasadas las 18 horas nos informan el advenimiento de Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional del partido político.

Ingresa y es abordado por algunos de sus seguidores. Le piden con insistencia la fotografía perenne, cautivadora, para dejar constancia del afecto y de la proximidad física.

Andrés Manuel se toma su tiempo, se deja abrazar. Sonríe ante los lentes de las cámaras celulares. Lleva un ritmo semi lento. Justamente se han completado el aforo del salón. Quienes ingresan después del dos veces candidato presidencial y autonombrado Presidente Legítimo de México, se van apostillando en las paredes. Desde ahí observan la marcha de la comitiva.

“Es un honor estar con Obrador”, “ De norte a sur de este a oeste ganaremos esta lucha, cueste lo que cueste”, “Las mujeres de Morena también contamos”. Las consignas nos previenen del porvenir.

En el presídium se acomodan: Bertha Luján, Secretaria Nacional de Morena, el empresario Malaquías Aguirre, de quien se dice, será el candidato natural a la gubernatura de este instituto político, ungido desde el centro del país; AMLO, al centro; Rogelio González, presidente estatal de Morena y la Profesora Modesta Pérez, presidenta del comité municipal de Guadalupe, N.L.

En la primera oportunidad, el maestro de ceremonias cede la palabra a Rogelio González. Con tono de vos fluctuante, carente de brillo y hasta ocasiones falto de oxígeno, esboza un discurso que parece la propuesta de trabajo del gobernador entrante.

Los asistentes se impacientan. Circulan entre algunas manos, hojas dobladas por la mitad. Los asistentes entre las primeras líneas, cual cacería antes de la refriega, esperan el momento preciso para devorar a su presa.

Al terminar su discurso Rogelio González, Amlo se apodera de la atención, después de despojarse de su pesado abrigo estilo ejecutivo. Es el rey aproximándose a su trono, mientras la corte convidada, los fieles herejes, le esperan sus aportaciones: la mafia del poder, el copetón, el corrupto Salinas, son las formas de validación a la esperanza.

Andrés Manuel se auto complace con las frases legitimas de honestidad valiente: en mi gobierno construimos dos hospitales, de especialidades, el primero con 150 camas, el segundo con 125 camas, nos costó edificarlos, cada uno 350 millones de pesos, mientras Peña, edificó uno de 150 camas, en el estado de México, con una inversión de 8 mil millones de pesos, y un segundo con otra aportación de 9 mil millones de pesos. Los ganadores de los contratos: Higa y Gerard. Súmenle, no se necesita ser un genio de matemáticas.

Andrés Manuel termina su discurso. En la certeza de contar con una audiencia domesticada, traduce el segundo aspecto de su visita, la de nombrar al Promotor de la Soberanía Nacional, en el estado de Nuevo León, según el recuento de las encuestas, de los mejor posicionados. El resultado, menciona, favorece Rogelio González.

Al unísono, se levantan de sus asientos, la gran mayoría de mujeres vestidas de negro. Acompañan a Irgla Guzmán, precandidata a este cargo.

Le dicen No a AMLO. La sorpresa acusa en su rostro. Voltea hacia la mesa, queriendo dirigir la mirada al responsable del desatino. “Las mujeres de Morena también contamos”, replican. De sus asientos extraen las hojas dobladas: NO a la imposición. Andrés Manuel es salomónico. Los medios de comunicación toman apuntes, dejarán constancia del tropiezo.

“A ver, vamos a ver, que levanten la mano de quienes no están de acuerdo con la decisión de Rogelio González”. El estimado, a vuelo de pájaro, se aproxima a media centena.

“Ahora veamos quiénes están a favor”, les cuadruplican en elementos en la contabilidad.

Andrés Manuel, exhibido se despide del pedestal maltrecho. Bertha Luján trata de silenciar las voces: Compañeros, compañeras, vamos a cantar el Himno Nacional, con eso quedamos despedidos del evento.

Son las 19.20 horas. AMLO atiende a los medios de comunicación desde el fondo del salón, por donde paseó el joven de la bandera LGBT.

Bertha Luján trata de silenciar a las voces de No a la imposición: Compañeros, aquí no es el momento ni el lugar. Les conmina a buscar acuerdos.

Los inconformes van perdiendo su voz. Se difuminan. Ya lograron su objetivo: exhibir que el nuevo partido usa prácticas antidemocráticas y centralistas.

 

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