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1741 29 Diciembre 2014

 

 

Una entrevista inédita a Federico Campbell (I)
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- De las muertes de este año, una de las que más me dolió, fue la de mi amigo Federico Campbell. Su obra es prolífica: “Tijuanenses”, “Pretexta”, “La Invención del Poder”.

Pero otra faceta suya, quizá menos celebrada, merece destacarse: Federico fue uno de los mejores traductores de escritores italianos al español, especialmente del siciliano Leonardo Sciascia.

Antes de publicar en nuestro idioma alguna de sus novelas de corte policiaco-político, Federico me mostraba las pruebas de galeras. Era sorprendente: como si Sciascia las hubiera escrito primero en español. Así de fiel eran sus traducciones. 

Un par de años antes de morir, me citó Federico Campbell en un café de la ciudad de México. Estaba desbordante de vitalidad. No imaginé que sería una de las últimas veces que nos veríamos. Me pidió que le formulara una entrevista que se publicó, finalmente mutilada, en una revista literaria. En aquel entonces, por motivos que desconozco, el editor dejó fuera varias preguntas generales sobre el tema del poder. Hoy las rescato de mis archivos. Es material inédito que, de manera simbólica, marcan el punto de arranque del proceso electoral que viviremos en Nuevo León el próximo año.

¿Qué significa para ti la corrupción?
Es la utilización de los fondos públicos para uso personal. México está entre los primeros lugares de los países más corruptos del mundo. Los funcionarios mexicanos, los gobernadores, los presidentes municipales, sacan millones de pesos. Tenemos cada seis años un presidente y gobernadores que se convierten en enormes millonarios. Eso resulta muy oneroso para el país. Hay mucho de locura en el poder, hay una regresión infantil: los políticos con cargo público alto vuelven a ser como niños, caprichosos, berrinchudos, inconmensurablemente incompetentes.

¿Qué opinas del soborno de las autoridades a los medios de comunicación en México?
Me parece que ha sido la gran desgracia de la prensa mexicana y la razón por la cual el oficio de periodista en México sigue muy desprestigiado. No hemos logrado dignificar el oficio, por mucho que hayamos escrito libros de periodismo o por mucho que hayamos reclutado en la prensa a profesionistas provenientes de las escuelas de periodismo. Hay cientos de escuelas diferentes en el país de ciencias de la comunicación, como le dicen pomposamente. Pero el resultado ético es nulo. No sirven para nada.

¿Y del soborno directo a periodistas?
Hay muchos metidos al periodismo más bien por cuestiones de hambre: o te metes de chofer de taxi, o te metes de cantinero, o te metes de periodista. Es decir, no ocupas ir a la escuela para ser periodista y entonces te empiezan a dar dinero por las cosas que no publicas. Hay infinidad de periodistas de la frontera de México, que uno se pregunta: ¿pero de cuándo a acá este sujeto es periodista? Si veía yo que trabajaba de caballerango en el rancho de no sé quién. Yo creo que a menor preparación, más corrupción. Aunque conozco casos de egresados de la Universidad que les compran el alma con billetes. Desgraciadamente sigue sucediendo en México y es una tristeza.

 

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