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1741 29 Diciembre 2014

 

 

Morena y Podemos / México y España
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- La historia política de México y España aunque tan distinta siempre ha tenido vasos comunicantes por la izquierda. Lo acreditó el cardenismo y su política exterior, que trajo a miles de españoles republicanos fortaleciendo la vida cultural y científica de un país ensimismado en tradiciones y prejuicios coloniales.

La transición desde el autoritarismo franquista al pluralismo puso un puente con el singular proceso de cambio mexicano y los hermanó la llamada “tercera ola democratizadora”, elaborada por el politólogo norteamericano Samuel Huntington, dejando de ser el PRI un partido de Estado. 

El desaparecido PCM, aprendió mucho de los eurocomunistas españoles que lo alejó de los dogmas de la “dictadura del proletariado” y “la lucha de clases”, para evolucionar programáticamente hacia planteamientos más de corte socialdemócrata, que lo llevó a la competencia electoral y modificar la geografía del poder partidario.

Hoy ambos países viven los estragos y las desviaciones de sus democracias relativamente nuevas, que han producido franjas de ciudadanos y ciudadanas indignados ante los pobres resultados y la corrupción, los excesos y las mentiras del poder.

Felizmente cuando esto ocurre, en los dos países, coincide la aparición de dos organizaciones políticas de filiación de izquierda que buscan acceder al poder y poner en práctica nuevas políticas que atiendan los problemas de fondo en ambos países.

Morena es resultado de la salida de la corriente de López Obrador en el PRD y Podemos, producto genuino de los movimientos sociales que estallaron en España con la crisis económica y que hizo visible las opciones anticapitalistas. Las dos formaciones cuestionan el status quo, las políticas económicas y sociales vigentes como también la corrupción en la elite política.

I
Morena y Podemos son partidos jóvenes, aunque sus promotores tienen antecedentes en otras organizaciones políticas de izquierda. Morena, con una definición política más pensada en lo nacional con asideros ideológicos en el nacionalismo revolucionario y un fuerte personalismo en la figura de AMLO, busca lo mismo que Podemos, solo que mediante políticas más orientadas a la lucha contra la corrupción y la austeridad del gobierno, no se le conocen planteamiento anticapitalistas. Morena trata desde su constitución una “regeneración nacional” que devuelva a los mexicanos lo perdido, sin consideraciones anticapitalistas como las que movilizan a los miembros de Podemos. Este partido, en cambio, representa la corriente anticapitalista que se ha asentado en buena parte de Europa y busca regular el poder del dinero para favorecer una mejor distribución del ingreso en economías, como la española, con más de cinco millones de personas desempleadas y una gran fuga de cerebros.

II
Sin embargo, ambas formaciones políticas deben mostrar que no sólo son parte de una corriente histórica de la izquierda (nacionalismo revolucionario e izquierda comunista y/o anticapitalista), sino que pueden convertir todo su bagaje político e ideológico en un instrumento de creación y distribución de riqueza. No es fácil. En una economía mundial cada día más monopolizada los equilibrios se vuelven más frágiles y las presiones del factor externo son fuertes y decisivas en la definición de políticas públicas. Entonces, la crítica contra el acceso de estas formaciones al poder es que estas podrían provocar un mayor déficit público y atizaría la amenaza de una fuga de capitales. Es decir, en esta lógica, saldría más caro el remedio que la enfermedad, o sus gobiernos de corte progresista puedan llevar a cabo políticas contrarias a su programa. Lo anterior vale más para Podemos que para Morena. La intención de voto le favorece y pudiera hasta alcanzar la Presidencia del Gobierno a finales del año próximo. Morena en cambio buscará superar el 3 por ciento que establece la ley electoral y constituir una fracción parlamentaria lo suficientemente sólida para impulsar iniciativas de reformas que atiendan los problemas derivados de la desigualdad social y ganar espacio en los estados de la federación. Incluso, la encuesta reciente de Reforma sobre intención de voto la revela como la primera fuerza en la capital de la República, lo que significa entrar con el pie derecho a la competencia electoral.

III  
Ambas son formaciones políticas que surgen en medio del descrédito de los partidos de los clivajes históricos de sus países que se han mostrado como corruptos, insensibles e incapaces de combatir la corrupción en sus filas. Morena responde a una ruptura en la matriz izquierda derecha. Podemos surge no de una ruptura sino de una redefinición programática en la izquierda que vuelve a la crítica del capitalismo y por definición es una oferta abiertamente anticapitalista. Tiene como dirigente al joven politólogo Pablo Iglesias, quien ahora se desempeña como eurodiputado y antes impartía clases de ciencia política en la Universidad Complutense. Morena igual tiene un politólogo como dirigente que supera los sesenta años. El discurso de ambos está dirigido fundamentalmente a señalar a los corruptos de los otros partidos que han colapsado la vida a millones de españoles y mexicanos.  Sus expectativas electorales para 2015 son altas. Ambas formaciones irán por primera vez en elecciones nacionales. Podemos, si nos atenemos a las encuestas e intención de voto, está llamado a convertirse en una fuerza de las más votadas; y Morena al menos a convertirse en la principal fuerza de la izquierda mexicana. Esto le ha provocado enemigos en los otros partidos y sectores conservadores que ven en ellos un riesgo para sus intereses y es previsible campañas electorales duras contra ellos, una vez que se definan las candidaturas.

IV
Ambas son formaciones políticas que se han vuelto un referente ético en franjas de sus sociedades y en medio de la corrupción de los políticos tradicionales. Aunque la ética es un referente escaso en la política, sus apoyos provienen precisamente de su constante referencia a devolver a la política la decencia y combatir a los políticos que han hecho de ella un negocio personal. Coinciden ambas formaciones en que el instrumento para lograrlo es constituir una nueva mayoría tanto en el sistema parlamentario español como el presidencialista mexicano. La situación en México ha revelado que la corrupción ha llegado a la Presidencia de la República con la famosa Casa Blanca de Lomas de Chapultepec; y en España los esfuerzos que ha hecho el Presidente del Gobierno por proteger a los suyos, como sucede con el caso Gurtel, ha dejado mal parado a un partido que siempre criticó los excesos del PSOE. Este vacío de los partidos grandes lo llena la oferta ética y buen gobierno de las formaciones emergentes. Sin embargo, el desafío mayor no sólo es lograr un gobierno ético sino capaz de ser eficiente y eficaz en condiciones de recursos escasos. Ambos países tienen serios déficit de credibilidad y lo menos que desean es una nueva desilusión.

V
Ambas formaciones políticas están obligadas a demostrar que tienen un programa político sensato para tiempos de crisis. La crisis por la que atraviesan ambos países y que está provocando un proceso de empobrecimiento de franjas importantes de la población, obliga a propuestas sensatas. La crítica ha alertado de los riesgos que conlleva el populismo económico en un contexto de déficit y escaso crecimiento económico. Sin embargo, como lo indica la experiencia del Brasil de Lula, los márgenes de actuación de los gobiernos honestos permiten llevar pobres a la clase media. Eses es el desafío de las dos formaciones y es lo que desean al menos sus potenciales electores. López Obrador logró algo de eso cuando fue Jefe de Gobierno del DF, con políticas de corte populista  y clientelares. Los dirigentes de Podemos están volviendo los ojos hacia América Latina, para aprender de la experiencia ecuatoriana y boliviana. No se claro que hacer en materia de políticas públicas en un contexto de compromisos estructurales con la Unión Europea. No obstante, lo inédito parece ser la propuesta ante una sociedad cansada de las políticas instrumentadas por el PSOE y el PP.

VI
Si no cometen errores graves, ambas formaciones políticas podrían muy pronto estar gobernando franjas importantes de sus conciudadanos. En México tendremos en junio elecciones para diputados y en un buen número de estados donde se renovarán, entre otros, gobernadores, presidentes municipales y diputados locales. Morena seguramente tendrá un debut importante, pero con énfasis en los estados donde la izquierda tiene una presencia histórica. Ahí, muy pronto, tendrá que demostrar que es un partido que tiene programa y lo aplica en beneficio de las mayorías, sin provocar desajustes estructurales. Exige entonces mucha creatividad.  

En España habrá elecciones en mayo y estarán en juego el gobierno en la mayoría de las comunidades autónomas y municipales. Pondrán a prueba al partido tanto en términos organizativos, como para instrumentar nuevas políticas sociales. Tienen poco tiempo para demostrar que son creativos y decididos en la circunstancia europea. 

Finalmente, ambas formaciones políticas tienen el mayor desafío de hacer posible sus propuestas en medio de una economía mundial dominada por los monopolios y con las dificultades que entraña una clase política marcada por el descrédito y la desconfianza. Si todo le sale bien, una vez más la historia de estas naciones se volverá a unir en un propósito común, que es ayudar a las mayorías de sus pueblos.

 

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