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1747 6 Enero 2014

 

 

MALDITOS HIPSTERS
Sobrevivir no es una salida
Luis Valdez

 

Monterrey.- Cada año se nos caen de las manos los propósitos de año nuevo. ¿Vale la pena ilusionarse con cambiar? ¿Mejor resignarse a la simple sobrevivencia frente a los gasolinazos y el aumento del dólar?

La cuestión es que ilusionarse con propósitos pueden ser meras fantasías, pero sobrevivir por sobrevivir no cambiará las cosas.

Algunos niños vieron que era práctica común de sus padres acumular dólares todo diciembre, y con lo sobrante de los regalos navideños prevenían el alza del mercado cambiario internacional de cada enero (por supuesto que la mayoría de los padres lo mencionaban como “antes que el pinche gobierno suba el dólar”). Lo que pasa es que el peso baja de valor. En realidad el mercado internacional sigue valiendo lo mismo y sólo es el peso mexicano el que se hunde. No te vuelves de más dinero… todos somos más pobres.

¿Ahorrar es un propósito de año nuevo? No todos están en condiciones o con la cultura financiera para separar el 10 o 15 por ciento de su salario para ahorrar, más el 30 por ciento máximo como deuda de crédito. Ni siquiera los que estamos conscientes de ello, a fuerza de estar en buró de crédito hasta hoy día. Tampoco los que ganamos más del mínimo (que no por eso dejamos de estar pobres) tenemos cultura del ahorro. Simplemente no podemos o no es un propósito fuerte.

Otra ilusión de año nuevo, como el No te irás de parranda, No serás corrupto, No te estacionarás en lugares de discapacitados o embarazadas (si no estás en esas condiciones), Cederás tu asiento del camión o metro a embarazadas o adultos mayores, No tirarás basura en la vía pública, No desperdiciarás el agua, No serás malhablado delante de niños, Comerás más saludable (y ayudarás a que los demás coman más saludable), etcétera.

¿Valen la pena los propósitos de año nuevo? Tengo más de un lustro que no me impongo un solo propósito de año nuevo y en algunas cuestiones hago todo lo posible y en otras soy igual de vil. No tolerar a los corruptos tampoco significa que alguien deje de serlo. No dejar de beber implica que cualquier persona bohemia pueda agarrar la parranda.

Tampoco se trata de que si no hay propósitos, uno puede hacer lo que le venga en gana. Se trata de no ser un hipócrita consigo mismo, que sería lo peor, aunque creo que eso se llama doble moral y mosquita muerta.

Dejar pasar el año sin cambiar en lo más mínimo, sin pretender que cambien las cosas, es completamente una inutilidad (pero hay miles de personas que viven así). Ver pasar los años sentado en la banqueta quejándose del gobierno corrupto, pero siempre con amigos que le ayudan a uno para seguir siendo corrupto; estudiar una carrera porque en esa hay trabajo y pasarse la vida viendo la manera en que el jefe “hace lo que quiere, porque para eso es el jefe”; pescarse una chavita, embarazarla, llevarla a parir al seguro social o adonde se pueda, porque al parecer de eso se trata la miserable e incómoda vida: hacer lo que se puede.

Sin leer un solo libro en el año, pero compartiendo el periódico metro  o  extra con los del trabajo. Las secciones Internacionales y Culturales (si es que todavía existen) no sirven de nada. Leer la deportiva, locales y avisos de ocasión; el año se va y viene otro y será lo mismo, pero peor.

¿Se puede uno rebelar y comenzar a leer y aprender otro oficio? Meter a los hijos a cursos para que de una vez aprendan carpintería o cocina. Un servicio o producto que a corto plazo o en algún momento de su vida, puedan ofrecer cuando se las vean muy duras.

Nadar a contracorriente ya es urgentemente necesario. Sobrevivir no es una salida, no nos llevará ni a nosotros (ni a los nuestros) a ningún otro lugar mejor ni con mejores condiciones de vida.

 

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