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1797 17 Marzo 2015

 

 

¿Para qué?
Samuel Schmidt

 

Ciudad de México.- El noticiero de Carmen Aristegui era funcional para todo mundo. A MVS le permitía mostrar que era el medio progresista del país, que en sus frecuencias se escuchaba lo que en ningún otro medio se escuchaba, y le daba una plataforma de negociación con el gobierno.

A final de cuentas los medios en México viven de fondos públicos y los contenidos muchas veces se negocian con diversas concesiones económicas o contratos específicos. Yo salí de Radio 13 por la presión del senador Javier Corral que era presidente de la Comisión de Radiodifusión y que le ofrecía al dueño de la estación ayuda en alguna cuestión que tenía pendiente de resolver.

Al gobierno de México le permitía mostrar que en México hay libertad de expresión y aunque hay un problema con periodistas asesinados, en uno de los noticieros más importantes del país, en horario estelar, se escuchaba una crítica fuerte y constante contra el gobierno. Libertad y democracia frente a la barbarie.

A Aristegui sin duda le redituaba que se dijera que era la única periodista honesta del país y que era la única que se atrevía a hablar fuerte y directo, esto la proyectaba internacionalmente y le abrió los espacios de CNN. En realidad ninguno de los tres elementos anteriores es cierto.

Aristegui no es la única. Hay otros espacios en la radio que se atreven a ir mucho más lejos que ella, la diferencia es que están en estaciones marginales, sin campañas de publicidad y con un manejo editorial que deja mucho que desear. Ella contaba con el peso económico y político de MVS, lo que ayudaba a crear la impresión de la voz única, eso es bueno para los raitings y sirve para vender publicidad.

El gobierno no utilizó nunca a Aristegui como ejemplo de lo que se permite y de la extensión de la libertad, como tampoco lo hace con las otras voces, esas le son todavía más molestas pero las deja en paz por su escasa difusión, aunque de todas formas ha seguido con la dinámica de siempre, de amordazar voces a fuerza de billetes (política que inició Porfirio Díaz y que ningún gobierno se atreve a cancelar, si ha funcionado más de cien años por algo será).

La “libertad” de Aristegui no cancela ni disfraza el hecho de que México es el sexto país en el mundo en periodistas asesinados, más de 80 en la última década y 17 desaparecidos.

Si la salida de Aristegui es una concesión de MVS a Peña a cambio de algo (ya se especula sobre lo que el gobierno le entregará a ese grupo empresarial), callar esa voz será muy costoso políticamente, va a repercutir en el mundo, y aunque el gobierno diga que fue algo de una empresa privada, nadie creerá que no metió la mano, así que este será uno más de los errores de este gobierno.

Para poner en perspectiva el affaire Aristegui basta con echar atrás la mirada para ver cómo Vicente Fox liquidó a Gutiérrez Vivó, porque supuestamente se acercó a López Obrador. Gutiérrez Vivó tenía un noticiero exitoso, un periódico, y de todas maneras no pudo contra todo el peso del gobierno. Si bien ese no fue un caso único, sí fue el más sonado. Los Pinos intervino para correr a un caricaturista del independiente porque dibujo algo que no le gustó a la dama de la pareja presidencial, y Los Pinos trató de liquidar económicamente a mexico.com, cuando uno de sus socios se negó a cederle los derechos del portal a la fundación de la señora Sahagún.

Fox era un presidente débil pero autoritario y utilizó los poderes del estado para enriquecerse y atacar a sus enemigos, como si lo fueran del Estado y de la nación. Peña es un presidente que utiliza los poderes del Estado de la misma forma que Fox, con lo que el destino de Aristegui está echado.

Ningún lector de noticias o comentarista, fuera de los que colaboraban con ella, ha levantado la voz en señal de protesta. Fuera de las colecciones de firmas (ya ven para qué sirvieron las 50 mil contra la elección de Medina Mora a la Tremenda Corte) muy pocos intelectuales han iniciado protestas formales y abiertas, por ejemplo a retirarse de los medios por la agresión contra la libertad de expresión. Ningún país saldrá con una página en blanco por la agresión contra la libertad de expresión. Cuando el PAN me sacó de la TV y del radio, no se levantó ni una sola voz de protesta, tal vez no se entiende que hoy me callan a mí, mañana a ti.

Esta será una victoria pírrica para el autoritarismo, pero también con éstas se construye la historia.

 

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