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1811 6 Abril 2015

 

 

MALDITOS HIPSTERS
Si vas a ver malas películas, mejor ver las peores
Luis Valdez

 

Monterrey.- Ante el embotellamiento de mal cine actual, llegan películas como Rápido y Furioso 7. Garantizado al 100 por ciento como churrazo.

Sin duda será un éxito de temporada, pero difícilmente llegará a película de culto, como las recientes (pésimas) de Sharknado y como alguna vez Rubber y Los Tomates Asesinos.

Si vamos a hablar de cine, hablemos del peor cine, ese que es tan malo que resulta bueno. En la secuela de Los Tomates Asesinos, a media película se detiene la trama y uno de los técnicos avisa a los actores que el presupuesto se les ha terminado y no saben qué más hacer. La cámara sigue rodando. Los actores, ahora despojados de sus personajes, caminan un poco y se detienen al lado de una maqueta de edificio que antes se utilizó como vista panorámica. Luego de un rato de confusión y búsqueda de alternativas, llega frente a ellos el director y les da la buena noticia de que acaba de caer otro incauto inversionista. Continúa la trama.

En el inicio de la peor película de todos los tiempos, Plan 9 del Espacio Exterior (de Ed Wood, a la par el peor director de todos los tiempos), los pilotos están en una habitación que simula ser la cabina de un avión. A manera de volante, cada uno da volteretas a una madera sostenida por un barrote. La escenografía ha sido simulada por algo involuntariamente minimalista. El presupuesto y los tiempos no daban para más.

Rubber, La Llanta Asesina, es considerada la película más fuerte en cuanto a películas de llantas psicópatas se refiere. Puede que además sea la única. Sin embargo, las víctimas de Rubber son seres vivos con mala suerte, que están en el lugar equivocado (en el camino de una llanta) en el momento equivocado (justo cuando le toca pasar). La cuestión se puede considerar formal, si le echamos un vistazo a las estadísticas de las grandes empresas productoras de llantas en el mundo, además de las empresas de reciclaje y los registros de yunques y tiraderos de autopartes: advertiremos que por el mundo hay miles de millones de llantas siniestramente rodando o (por el momento) detenidas, y que implican un riesgo para la vida. Rubber nunca tiene ni el mínimo asomo de arrepentimiento o necesidad de convivencia social (y con ello la búsqueda de una posible redención), por dos simples motivos: es un psicópata, y además es una llanta.

¿A cuántos niños les habrá dado pavor conocer la playa luego de ver escenas de la saga Tiburón? ¿En serio un tiburón blanco puede ser tan gigantesco como para que rompa el mar y a su alrededor caigan lo mismo surfistas, buzos, chicas en traje de baño y hasta yates? El simpe diseño del cartel ya era espeluznante. Por su culpa le llegué a tener el mismo pavor al mar que a las albercas públicas y al agujero de desagüe del baño de mi casa (no era miedo a bañarme).

¿Cuántas secuelas tuvo Tiburón? Algunos dicen que tres (la última en 3D), y otros dicen que cuatro. Hay películas sacadas de la manga desde Inglaterra o México. Comienza el género que en mis momentos de poca lucidez etiqueté como Sharxploitation (¿Por qué no? Si al Blaxploitation no le fue tan mal con su Shaft, no veo por qué a los tiburoncitos no les irían mal su propio subgénero).

Y como las pirañas evolucionaron hasta el punto de volar en la secuela Piraña 2, ¿no estaría tan mal que en algún momento los tiburones también se vieran dispuestos a utilizar algún otro elemento para sobrevivir como especie. Los tornados en USA nunca dejan de estar de moda. Son un elemento que ha moldeado el american way of life. Iniciada como una película para la tv, esta saga tuvo su estreno en la tv de paga, pero fue tanto su impacto en redes sociales y de boca en boca que saltó a su estreno en la pantalla grande. Por supuesto que hubo una secuela, más exagerada, más absurda y cínica, que a todas luces nos hace entender de que la película ya se reconoce a sí misma justo como lo que es: una mala película. No hay pretensiones formales, no hay diálogos profundos, no hay drama incómodo y telenovelero, ni un más allá. Sólo sangre, tiburones en tornados y víctimas mordidas.

¿Rápido y Furioso 7? ¡No me hagan reír!

 

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