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1857 9 Junio 2015

 

 

Cuñas, toros y caballos broncos
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- El holgado triunfo electoral del candidato independiente a gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, rebasa cualquier conclusión precipitada.

Más que atribuir su copiosa votación al engaño, la traición o el populismo –falsas apreciaciones cada una de ellas–, habría que achacársela a cinco factores que hemos repetido en este espacio desde hace meses:

1.- Las redes sociales fueron un detonante del storytelling de Jaime Rodríguez. Su presencia no se reducía a postear lugares comunes, manejados estandarizadamente por “expertos” cibernéticos. Era el propio Rodríguez quien escribía sus textos en Facebook, con ostensibles errores ortográficos (vale madre, diría él mismo), con algo de narrativa idealizada, pero con congruencia entre el personaje y sus hechos cotidianos. Los escribió por años, “contándonos una historia ranchera”, tan personal como colectiva. Su base teórica (por llamarla de algún modo), era simple: “mi nombre como próximo candidato en la boleta electoral será tu espejo”.   

2.- El hartazgo ciudadano era más profundo del que los gobernantes suponían. La clase política en Nuevo León, al margen de su procedencia partidista, está disgregada, deslegitimada y envuelta por el manto ajado de la corrupción y el tráfico de influencias. La soberbia de los comités de campaña distanció a muchos grupos políticos y militantes que podían aportar experiencia y talento, convirtiendo las candidaturas en botín de privilegiados. La crisis de la partidocracia es flagrante; su reputación es penosa: va en caída libre y su estado es catatónico.

3.- Los medios de comunicación convencional, sobre todo las televisoras, viven una descomposición ética y perdieron el rumbo de su función ciudadana. Olvidaron que también deben ser empresas socialmente responsables. Su reciente rol de meras cajas registradoras y emisoras de entretenimiento basura se les ha revertido hasta anular su influencia en la formación de conciencia ciudadana y cultura democrática de Nuevo León.

4.- La guerra sucia es un boomerang en contra de quienes la promueven. Los asesores “expertos” en mancillar al candidato opositor, en ventilar conflictos familiares del contrario y en diseñar falsas intervenciones telefónicas con revelaciones “escandalosas”, azuzan la indignación popular en favor de la “víctima”, en vez de destruir o vulnerar su imagen pública. Los causantes de tales golpes bajos fueron contratados como gurús por ciertos candidatos despistados y derrochadores que ahora rumian su derrota.

5.- La última conclusión se puede concentrar en dos refranes aparentemente crípticos pero que en realidad son tan claros como un día soleado. Transcribo el primero: “Pa'los toros del Jaral, los caballos de allá mesmo”. Termino con el segundo: “Pa'que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”. Interprete el lector ambos refranes como le venga en gana.

 

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