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1858 10 Junio 2015

 

 

El teatro de López Tarso
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro* es un homenaje a la trayectoria de este célebre actor mexicano, realizado por su hija Susana López Aranda (Ciudad de México, 1955) en dieciséis sesiones de grabación de dos horas cada una (febrero 2011-febrero 2013).

La estructura es cronológica (siguiendo el orden de las obras escenificadas), aderezada con el invaluable contexto biográfico en torno a la selección, preparación y montaje de cada obra. Se han omitido las preguntas para agilizar el texto.

Alrededor de 100 obras en casi siete décadas (1948-2013) integran el currículum lopeztarsiano, sin contar sus 50 películas, más de mil programas televisivos (unitarios, series y telenovelas) y 8 discos de corridos y relatos de la Revolución.

Desde Sueño de una noche de verano (Shakespeare, 1948) hasta El cartero (Antonio Skármeta, 2013), López Tarso ha recibido más de 200 premios nacionales y extranjeros. Por cierto, Ignacio López López (Ciudad de México, 1955) tomó el “Tarso” de Saulo (o Pablo) de Tarso que llegó a ser el apóstol Pablo.

Sus opiniones son imprescindibles para la historia del teatro mexicano y la formación actoral, pues además de comentar las circunstancias y anécdotas en torno a la política cultural, la burocracia, los presupuestos, el estado de los teatros donde ha actuado y los directores y actores con los que ha trabajado, también habla de los métodos de actuación, la construcción de los personajes, la memorización, el hecho teatral, la aridez intelectual, los personajes más agotadores, los accidentes teatrales, los triunfos, los fracasos y el respeto al texto, a la profesión y al público.

Sobre la elección de personajes señala: “Hay personajes que no te simpatizan, pero que son excelentes. En Tirano Banderas, por ejemplo, yo en lo personal puedo detestar lo que hace (…), pero (…) es el gran personaje. Entonces te tragas las teorías o las posturas políticas para tratar de entenderlo como un ser humano” (p. 114).

Sobre la comprensión de las obras: “Cuando empezamos con el montaje de Prueba de fuego, con Seki Sano, por ejemplo, la preparación exploró la obra a profundidad en dos niveles: el de la época en que sucede la trama, los juicios por brujería del siglo XVII en Salem (Massachussets), y cómo esa historia es el pretexto para hablar de hechos contemporáneos, es decir, de “la cacería de brujas”, la persecución desatada por (el senador Joseph) McCarthy contra muchos intelectuales (1950-1956), el propio Arthur Miller (autor de la obra citada), por acusaciones y sospechas de ser comunistas” (p. 164-165).

 

¿Y qué decir de los imponderables?: “En una gira con El Avaro (de Molière), en San Salvador, no llegó el vestuario (…). Irene, la hermana de Miguel Sabido, se fue corriendo y llegó al rato con un rollo enorme de manta y a cortar pedazos. Te medían y tan largo como eras; pues el doble: “Este mide uno ochenta”, decía Irene, “pues córtenle tres sesenta y a la mitad, un agujero a tijera y ya”. Todo esto ya en el teatro, con el público en la sala, ¡imagínate nomás! Bueno, pues el discurso que se echó Miguel Sabido para explicar fue tan inspirado, que en cuanto se abrió el telón y aparecieron los primeros personajes con sus vestidos de manta blanca ¡la gente aplaudió! Una ovación y todo salió formidable” (p. 338-339).

 

* Susana López Aranda. Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro. México, D.F.: Trilce Ediciones / CNCA / UANL, 2104. 509 pp., Fot. (Pasta dura.)

 

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