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1876 6 Julio 2015

 

 

Una elección espectacular
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Chiapas es en el cosmos 
lo que una flor al viento. 
Es célula infinita 
que sufre, llora y canta. 
Invisible universo 
que vibra, ríe y canta 

Enoch Cancino

Mazatlán.- No es por unos partidos que llamen la atención gracias a sus propuestas viables para sacar adelante a Chiapas de su atraso, ni por las largas colas de mujeres y hombres tzetzales y tzotziles con sus huipiles de listones coloridos o la voluntad de los funcionarios electorales.

Aquellas imágenes limpias que dan al acto electoral un toque folklórico de insuperable ciudadanía. Una ciudadanía como quizá soñó Rosario Castellanos o lo canta Efraín Bartolomé. Sino por los resultados electorales espectaculares de la pasada elección. Solo comparables con la convocatoria popular de la boda del gobernador Manuel Velazco y la cantante Anahí Puente Portilla, aquella mañana festiva cuando el templo de Santo Domingo en San Cristóbal de las Casas, se llenó de voces, música y colores ante esa maravilla rosa del barroco chiapaneco poblada de sirenas, angelitos y grecas vegetales.

Nada que ver con la competencia cerrada que hubo en muchos distritos electorales del DF, Veracruz o Michoacán, ni con la votación de resultados moderados del estado de México. No, en Chiapas, los porcentajes exitosos recuerdan los de hace 50 o 60 años, cuando el PRI obtenía el 70 y el 80% de los votos y el llamado “carro completo” se daba por descontado, desde mucho antes, que la autoridad diera los resultados finales. Siempre ganaba todo el tricolor y la oposición minúscula era una foto testimonial tan vaga como su presencia.

Ahora cuando el país se ha vuelto plural y diverso Chiapas no parecer serlo, sino tremendamente uniforme en sus preferencias, volcadas al PRI y el Verde.

Chiapas, como se dijo en medio del levantamiento zapatista, había estado olvidada entre los escombros de la pax porfiriana. Ahí, en esa espesura verde nunca hubo revolución y menos reparto agrario. Era y es tierra de cacicazgos que se han ensañado en ese mundo indígena milenario y de poetas preñados por la abundancia de esa tierra. Ahora, como ayer, Chiapas desentona con esa pluralidad política colgada con alfileres en varias regiones del país. Pero en ellas todavía algo se mueve.

¿Qué pasó en ese estado que une, como reza el slogan del gobierno estatal, como una extraña premonición de estaticidad? De una elección a otra. Y es que en 2012 la coalición PRI-Verde ganó la elección presidencial con el 45.93% de los votos y si bien era un triunfo contundente, inobjetable, podríamos decir que se encontraba todavía en los parámetros aceptados por la costumbre de la alternancia. Pero el 67.14% de la elección de gobernador, se alejó impúdicamente del candidato presidencial con 22 puntos porcentuales de diferencia.

¿Qué había pasado? Acaso, ¿cientos de miles de chiapanecos habrían votado a gobernador pero no al candidato presidencial rojiverde? Quizá sí, cruzaron sus votos. Quizá no. Y ahora por qué, ¿aquella diferencia supera los resultados federales y locales llegando al 69.39% de los votos emitidos?

¿Y por qué esto sucedió cuando en la jornada electoral se quemaban casillas  en  Ocosingo, Venustiano Carranza, Huehuetán, Comitán, Salto del Agua, Chiapa de Corzo y Tuxtla Gutiérrez?

Entonces, ¿dónde radica la explicación a este realineamiento inconcebible en un sistema competido en el resto del país? Será cierto lo que los consejeros del INE sospechan, que tuvo que ver con la presencia de observadores electorales, y éstos en lugar de observar se dieron a la tarea de operar a favor de los candidatos de la coalición rojiverde. Lo tendrán que documentar como las otras violaciones del Verde, que ahora están siendo perdonadas por el tribunal electoral.

Quizá es eso, pero seguramente hay más cosas de fondo y tiene que ver con la situación socioeconómica del estado. Aquella aura pobre que hace susceptible que la gente vea en las elecciones una forma de obtener dinero y dádivas. Hacer un pequeño negocio con una voluntad que no parece servir para otra cosa.

Chiapas, participa solo con el 1.9% del PIB, mientras el estado de México con el 14%. El 32.8% de su población, según la medición del Coneval, vive en situación de pobreza extrema, que es el más elevado de todo el país, mientras solo un 6% son no pobres ni vulnerables, pero si el 82.4% de sus habitantes enfrenta carencias por falta de seguridad social.

Y todo ello contrasta con las riquezas naturales e históricas que usufructua una pequeña élite económica desde siempre, los mismos apellidos que vienen quizá desde la colonia a la que se han ido incorporando los nuevos ricos. Una élite qué como en el pasado decide quien gobierna y quién es mera comparsa.  Pero, hay más datos, en este estado espectacularmente bello, en Chiapas el PIB per cápita en 2011 era de 53,245 pesos, mientras a nivel nacional  el promedio era de 126,986 pesos. Su escolaridad es 6.7 años mientras el promedio nacional es de 8.6 años. Además, tiene seis de los diez municipios con mayor porcentaje de población en situación de pobreza: San Juan Aldama, (97.3); San Juan Cancuc (97.3); Chalchihuitán (96.8); San Andrés Duraznal (96.5); Santiago el Pinar (96.5) y Sitalá (96.5).

En medio de este mar de pobreza abundan las iglesias católicas, protestantes y evangélicas. Sus templos se encuentran en todo el territorio chiapaneco. Lo mismo en las cañadas zapatistas que en las ciudades mestizas. Espacios vacíos de oportunidades que han venido a cubrir las iglesias para dar un respiro a estas vidas olvidadas. En estos municipios la votación fue abrumadora y a favor de la coalición rojiverde, como lo muestra, que en la mayoría de los doce distritos electorales esta alcanzó más del 70% de la votación emitida.
En el distrito ubicado en Bochil la coalición alcanzó 77.69; Ocozocoautla, 84.94; San Cristóbal de las Casas, 84.42; Comitán, 78.93 y Villaflores 70.66% de la votación emitida. Sólo, los resultados de los distritos urbanos 9 y 12, de Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, se parecen a otras partes del país, tienen resultados más acorde a los tiempos de competencia. Ahí la coalición rojiverde sumó 42.72% y 53.90%, respectivamente.

Chiapas es la idea unificada de país que tiene la coalición PRI-Verde, un país prácticamente sin oposición, un país que se puede comprar a través de la necesidad, un país humillado, pero eso sí, un país donde todo pareciera querer verse con la lente del glamour, las estrellas el folklor. Espectacular como una pareja tremendamente feliz.

 

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