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1932 22 Septiembre 2015

 

 

Los cubanos decidirán su futuro
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- La Revolución –cuando es auténtica– nunca cae en el anticlericalismo. Hay respeto para todas las confesiones, las casas de oración y los fieles. Aquí y en Nueva Zelanda, los comecuras despotrican contra la intervención de la Iglesia católica en la tarea política.

Yo pregunto si es posible que los hombres o las instituciones puedan abstenerse de participar en la lucha por el poder, que es la meta, el objetivo de todo el esfuerzo político. Naturalmente que el Papa Francisco fue a Cuba a hacer política y quienes mejor lo entendieron así fueron los hermanos Castro Ruz y la nomenklatura del Partido Comunista.

A 56 años del triunfo de la Revolución, un segmento importante del pueblo cubano sigue siendo católico. Y está bien que así sea. Creer o no creer en Dios y, en el caso afirmativo, adorarlo de esta o aquella manera es cosa que no incumbe al Estado, sino a la conciencia de cada ser humano.

En sus dos mil años de Historia, Roma muchas veces ha tomado partido a favor del despotismo y las oligarquías. Para no ir lejos, tenemos a Pío XII, quien entra a la crónica histórica como el Papa de Hitler. El doctor Jorge Bergoglio está hecho de otra madera. Obviamente está trabajando como mediador entre La Habana y Washington. El hecho de que se hayan reanudado las relaciones diplomáticas es, apenas, el primer paso en un muy largo camino.

Nadie le va a dar lecciones de política al obispo de Roma ni a los hermanos Fidel y Raúl, quienes varias veces han cambiado el rumbo del mundo. El Presidente Obama tampoco está en plan de pedir que le enseñen el abecé de la política. Es un diálogo –ignoro si, al tiempo, negociación– entre estadistas. Hay que ver el despliegue informativo que hace Granma de la gira del Vicario de Cristo. El diario del PC publica expresiones como “Santo Padre…Palabra Divina…Hervidero de emociones”.

Algunas almas ingenuas esperaban que con dos que tres palabras del Pontífice Cuba diera, sin más, el mágico salto del autoritarismo de una dinastía a la democracia formal del sistema burgués. Esto no es posible. Francisco, el argentino, hace lo que puede. Naturalmente, procura proteger los intereses de la Iglesia. Pero se percibe que también lo anima un genuino, sincero interés en desbrozar una ruta que ha estado cerrada durante casi sesenta años.

Hoy, lo primario es levantar el bloqueo. La tolerancia a los disidentes, la libertad ya no para viajar al extranjero sino, simplemente, para cambiar de empleo o domicilio, la eliminación de la censura en todas sus manifestaciones son asignaturas que todavía quedarán largo rato en la agenda. Pero empezó el proceso del deshielo.

¿Cuál será el futuro de Cuba? Eso lo decidirán los cubanos. De momento, los cuadros duros del anticomunismo cubano hierven de indignación ante lo que consideran “una traición” del Papa. En ese sentido se pronuncia un tal Alfredo José Estrada –quien salió de Cuba en 1961–  en un artículo que le publica el diario londinense The Guardian. Estrada sataniza al jefe del Estado Vaticano, al gobierno de Cuba y al Presidente Obama. Pero, signo del cambio de los tiempos,  reconoce que sus hijos se preparan para viajar a La Habana.

El ser humano está hecho de contradicciones y desafíos. El grupo italiano Comunistas Católicos negó validez a los dogmas. Y es que no se puede encadenar el viento.

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Mis más sentidas condolencias al colega Jorge Villegas por el deceso de su esposa, doña Rebeca López Esparza.

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