La empresa del crimen organizado
Eloy Garza González
San Pedro Garza García.- Hace un par de años, Guadalupe Correa-Cabrera, una de las mejores investigadoras de la Universidad de Texas, me pidió mi punto de vista sobre la forma de operar del crimen organizado en México.
Escribía un libro que tras su publicación en inglés, se ha convertido en un éxito de ventas en EUA y merecería ser traducido y publicado en español. Se titula Democracy in Two Mexicos (2013) y recientemente ha caído en mis manos.
En el libro de Correa-Cabrera opino que, a pesar de que la operación de los 10 cárteles mexicanos que operan en diversas regiones (sin contar con las células independientes) es porosa, moldeable y se modifica eventualmente, detecto en ellos una constante: se manejan como modelo de negocio, es decir, con las características de una empresa, e involucran divisiones departamentales como tráfico de drogas (departamento de compras y ventas), lavado de dinero (departamento de finanzas), sicarios (equivalente al departamento de marketing para publicitar terror entre distintos actores para negociar o amenazarlos); y una división dedicada a la extorsión, secuestro, cobro de derecho de piso, etcétera.
Traduzco algunos fragmentos de Democracy in Two Mexicos, donde Correa-Cabrera menciona mi opinión sobre este fenómeno que tanto ha dañado a México: “La idea de analizar a la delincuencia organizada como una empresa transnacional y de utilizar herramientas analíticas o literatura de administración de empresas surgió en una visita que hice a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, cuando hablé con Eloy Garza”.
“Como la mayoría de las personas comunes y corrientes que han sufrido los estragos de esta guerra, Eloy comprende mucho mejor la situación que muchos analistas de seguridad, políticos, representantes de medios nacionales y corresponsales extranjeros que tratan el problema simplemente como una guerra o enfrentamiento entre narcos, entre sicarios de poca monta que muchas veces no tienen ni entrenamiento en el uso de las armas que les fueron entregadas para matarse entre ellos”.
Continúa Correa-Cabrera: “Eloy Garza me dijo en esa ocasión que el sicariato –ese del que hablan todos y es replicado por los grandes medios de comunicación nacionales y los corresponsales extranjeros que comunican al mundo lo que pasa en México– es una forma de outsourcing de la delincuencia organizada para llevar a cabo su estrategia de marketing. Esa estrategia que maneja el terror como elemento esencial. Y quién mejor que los sicarios para alimentar esa estrategia”.
La frialdad del crimen organizado es la frialdad del mercantilismo salvaje que domina países enteros como México. Quizá esa es la conclusión de Democracy in Two Mexicos, un libro de investigación in situ, en las zonas donde ha estallado lo peor de este problema delictivo.
